sábado, 30 de julio de 2011

No sé cómo agradecer...

Cuando algo me roza el corazón de este modo, me paralizo. No logro controlarlo.

Vuestro regalo ha sido un impacto directo, una inundación de emociones en el alma, algo así  como el golpear de las olas en un acantilado: una marejadilla de cariño.

Y me tenéis quieta, sin saber como daros las gracias, sin poder imaginar con qué palabras podré expresaros el agradecimiento, la sorpresa, todo el bien que me ha hecho vuestro regalo.


Ana, Carme:
Os quiero una a una... pero juntas...sois un elixir, esa alquimia mágica que  abre y llena de belleza los corazones.


¡¡¡GRACIAS!!!



lunes, 25 de julio de 2011

El Regalo


















El sábado recibió el Bautismo.
El Gran Regalo.
Ser y saberse hijo de Dios.

viernes, 22 de julio de 2011

Veraneces(2)

Living la vida hortera

Conducir el carrito por una gran superficie provoca un subidón de adrenalina en cada curva, los músculos en tensión manteniendo el eje en equilibrio,evitando que los yogures salten por los aires y empotremos la compra en  la estantería de las mermeladas. Por eso no cedo el volante a nadie, y por el poder que me confiere la visa, tengo la exclusiva.

Estos días semidesnatados, los pasillos permiten velocidad de crucero, vía libre desde el agua destilada hasta los colchones.

La estrategia del márketing exige un ambiente siempre fuera de temporada. En las grandes superficies, cuando en casa sacamos los primeros jerseys y terminamos de forrar  libros y afilar lápices, ya están con los villancicos, y ahora, en pleno veranito, nos amargan con la vuela al cole.
Y eso sí que lo siento.

Andaban ayer reduciendo mi sección favorita, arrinconándola con los plásticos y accesorios para el coche. Ahora, cuando empezamos a soñar con un día de playa.

Con "LaFlipa" nos dimos una última vuelta por el ése rincón del paraíso. Una delicia. Nada mejor que un paseíto por esa exposición dedicada a hacer de la arena un rincón confortable.
Admiramos las últimas novedades: unas perchas de diseño para colocar en la sombrilla y mantener en orden la sombra, el bastón -taladradora para fijar la sombrilla con buenos cimientos, pinzas de diseño para sujetar la toalla, y toda una variedad de neveritas playeras, en surtido de colores y tamaños, para combinar con la toalla. La estrella de este año ha sido una silla plegable y con ruedas, relax en la orilla y práctico carrito para acarrear las sombrillas.

De este verano no pasa.

Pocos tienen la valentía de confesarlo:  Cuando estoy en la orilla del mar, con la toallita y  el minimalismo estético, el bronceado se me pone verde contemplando el despliegue de medios de los vecinos, con sus neveras de dos puertas, tresillo completo, hilo musical, tortilla de patatas, croquetas y pimientos.

                                                                                                                 ... envidio la vida hortera.









                                                                                               

jueves, 21 de julio de 2011

Orgullo rancio

Me gusta pintar en silencio. Con música en el aire.
Necesito la atención concentrada, y hablar de algo que no sean pinceles y luz  desbarajusta.

Hoy Sara tiene ganas de comunicar. He destrozado la sombra del jarrón con tanta cháchara, pero he aprendido a ver nuevos colores con su relato.

Se vino desde Venezuela hace trece años, empujada por una crisis, para terminar hoy en otra.
Agradecida con quienes le dieron la mano, disculpa a los que no supieron confiar en una desconocida con una formación académica que aquí no tiene ningún valor. Sobrevive, y sabe sonreír pintando.

Tiene los ojos cargaditos de esperanza, verdes con luz violeta. Hablamos de crisis, las de su país,las del nuestro, de las soluciones, de los cambios necesarios, de aprender una forma nueva de vivir, y ella insiste en un ingrediente esencial: solidaridad. Pero no tanto para dar, lo más difícil, lo que nos cuesta a los "de aquí", es sobretodo, dejarnos ayudar.


lunes, 18 de julio de 2011

Veraneces (1)

Vestidos.

Debe ser por envidieja entre vecinos, los franceses tenían puente, y en Gerona no van a ser menos,  el sábado estaba la costa brava como de fiesta nacional, con las playas con más gente que arena, el mar rizado y un sol sin nubes friendo a los turistas.

Disfrutamos la invitación para comer de unos amigos y a media tarde nos dimos una vuelta conversando por el paseo, contemplando la orilla y las olas desde lejos.

Me sentía observada, y como no suelen darme paranoias de persecuciones y cuchicheos, presté atención a los paseantes con los que nos cruzábamos, para descubrir el porqué de esa sensación de bicho raro.

-”... tan vestidos...” le susurró una rubia a su amiga mientras nos miraba de reojo.

Camisa de algodón, pantalón de hilo y alpargatas de esparto. Éramos todo ecología textil.

Sí, íbamos vestidos, pero... ¿”TAN” vestidos? 

Tal vez, menos desnudos.

 
 

viernes, 15 de julio de 2011

Sombra de libros



El agua es insípida pero cada fuente tiene  sabor único, del mismo modo que las sombras son oscuras y desparraman luz de color exclusivo.
No es igual la de un nogal, fría y azul, que la del pino, llena del ocre con aliento tibio y el frescor del verde intenso.

Los mejores veranos tienen sombras en la portada.

Los libros cobijan y descansan con penumbras dispares. Todas se agradecen en verano.

Para los estíos más cansados, la mejor es la sombra de novela negra. Algo tan intenso como un asesinato en serie, relaja y aleja lo suficiente como para olvidarse de comer,  de dormir incluso, hasta dar con el culpable. De lo más refrescante.

Hay sombras con páginas espesas  y gruesas, que van a la piscina, inician la siesta, acompañan los ratos perdidos de duermevela. Son los best sellers, estrellas efímeras para el calor de la noche, sombras fugaces para días tontos.
Y alguna sombra de libro veraniego ha llegado a ser cobijo permanente, hogar para el alma.
Recuerdos con fecha y exlibris:   “20 poemas de amor y una canción desesperada”, del 76 en la cuesta de Moyano, “El Amor o la fuerza del sino” ,  en el verano del 93,  “En lugar seguro”, una sorpresa hace dos años...

Este julio no tengo libros invitados, pero sé que vendrán.

No es verano sin palabras regalando sombra.






sábado, 9 de julio de 2011

Abuelidad

Las identidades familiares buscan innovación, y ésta nos ha llegado antes de lo esperado.

No es maternidad duplicada, es reflejo aumentado. Como la luna llena. Regala luz que no es propia, pero ... ¿no es más bella y serena que la del mismísimo sol?

Desde ayer soy abuela.
Vuelvo a tener en brazos la vida por estrenar, y contemplo nuestro fruto en los padres recién nacidos, nuestros hijos.

No me canso de mirar al nieto ni de embobarme con su madre.

Repito despacio: A-B-U-E L A. Y aspiro una bocanada de eternidad, es futuro en vena.

Una nueva oportunidad de aprender a querer de otra manera.






No es Navidad, es la banda sonora para la "abuelidad", la nana de su Patrona.





jueves, 7 de julio de 2011

Golondrinas y tortuga

Por si existe alguna duda sobre la importancia de los detalles.
¡¿De cuántas asignaturas de fundamentos tan sólo recordamos la anécdota ilustrativa con la que el profe quiso amenizar el rollo?!
Parece que existe una inclinación natural hacia lo superficial, una especie de instinto de supervivencia que evita entrar en lo importante y bucear y perderse  en lo accesorio.

Este fenómeno se materializa en un precioso palacete gótico, al lado de la mismísima Catedral,  la Casa l' Ardiaca.
Lo más fotografiado, por lo que se la conoce en "guirilandia", no es por su flamígeno ascético, ni por el solemne patio.  Es por el buzón de la fachada. Precioso, una maravilla modernista de mármol, pero que no deja de ser "un apaño", una "reforma", una obra menor de Domènec i Montaner en los tiempos en los que el edificio fue la sede del Colegio de Abogados.

Cuenta la leyenda urbana, que cuando lo instalaron, el decano del Colegio de Abogados le preguntó cual era el significado, y el arquitecto le explicó que era un símbolo de la Justicia: Tiene alas como las golondrinas para volar muy alto, pero sus procedimientos administrativos marchan tan lentos como el paso de una tortuga.
Protestó el jurista, diciéndo si no hubiese podido poner otro símbolo. El arquitecto le propuso con ironía, colocar con letras antiguas un refrán popular de la edad Media: "Advocats y Procuradors, a l'infern de dos en dos" *

El artístico buzón y su mensaje zoológico es un maravilloso ejemplo de ésa tendencia tan eterna y que sigue estando de moda: evitar la esencia, perderse en las formas, marear la perdiz o coger el rábano por las hojas.

Y no es algo exclusivo para juristas, no.
Hay que querer mucho al otro para plantarse delante y decirle: tienes-tenemos éste problema.
Es más fácil aparentemente, más prudente, más seguro, dejar que pase el tiempo, esperar que la distancia resuelva, dejar que la vegetación crezca, y haga olvidar que sigue ahí, como una bomba, el dolor, el malentendido, el desprecio, la injusticia, el desamor...lo que sea.

Estas semanas sofocantes, en las que busco la sombra misericordiosa de las calles góticas, las golondrinas y la tortuga me han recordado que también en esto del amor se necesita acción rápida y directa. Muchas veces, lo prudente es precisamente hablar, enfrentarse a la verdad aunque sea incómoda, incluso aunque pueda llevarnos a distanciarnos de ésa persona a la que queremos de verdad y deseamos ayudar. La prudencia es injusticia sin la generosidad de la valentía.

Por eso os digo muchas veces, sí, tantas y tantas veces, que no me importa qué penséis hoy sobre mí...lo importante es lo que penséis dentro de veinte años.



*"Abogados y Procuradores, al infierno de dos en dos"
              

                                     Con cariño, que soy del ramo...



domingo, 3 de julio de 2011

No es para viejos





Las calles del centro se han quedado para los viejos. Salen cuando no hay sol, a primera hora, con la fresca y alguna vez, si sube la brisa, cuando la tarde casi es noche.

El resto del tiempo están en penumbra, las persianas verdes descansando  en el balcón, junto a la bombona de butano y algunos geranios supervivientes.

Los miércoles me cruzo con la señora Paquita. Acaban de regar  las calles y ella ya vuelve de comprar un melocotón, dos tomates, un pepino: Cualquier excusa es buena para un ratito de conversación con el del super.
Un día de invierno al cruzarnos en la calleja solitaria,comentamos el tiempo, y ése resquicio de comunicación abrió la costumbre.
Carga una bolsa de ganchillo y un bastón que le ayuda con el andar tambaleante, inseguro y rítmico, de lado a lado del callejón. Casi siempre habla sola.Cubre su espalda abombada con una blusita de lazada blanca , a juego con una falda de medio luto, con flores en grises y morados, diminutas como ella.
      
        -  ¡Nena, qué calorada! apriétate a la sombra, que han dicho por la tele que el sol este año es muy malo...

Va tirando con una pensión justita, se puede decir que está “atendida”.

Excusa su soledad.
Cada semana.
     
          -  Me ha llamado mi hijo, y dice que igual el domingo  vienen a buscarme, para comer...es que están en la torre, pero la nuera ...trabajan tanto...y claro, tienen que descansar...

Cada semana.
El mismo sueño, la ilusión que no se rompe.
Pero los hijos, claro, están siempre tan ocupados...no van a cambiar sus planes por ella... al fin y al cabo, no le falta lo necesario...


Cuando mi abuelo empezó a quedarse ciego, cerraba los ojos y andaba en la oscuridad.Quería comprenderlo.

Quisiera entender ahora la soledad del abandono, del sentirse  estorbo. Aparcados en la cuneta, como si la vida sólo fuese para los fuertes.

Ante la indefensión de un niño nos conmovemos, pero ¿quién le hace carantoñas a un anciano? ¿quién quiere perder su tiempo besando sus manos, agradeciendo?

No, tampoco el verano es para los viejos.