lunes, 29 de agosto de 2011

Un adios en agosto

Mantienes los ojos a raya, y logras evitar que las lágrimas nos delaten.

Los dos sabemos que duele.

 Todos estamos disimulando con las bromas de siempre, pero tenemos el corazón irritado, demasiado inflamado, y aún no nos ha hecho efecto ese "ibuprofeno para adioses", la serenidad que vuelve con la primera llamada para compartir las novedades, y que siempre logra bajar el fiebrón emocional.

Cargando una  bolsa enorme, nos despedimos un montón de veces. Sin pudores tontos, con besos sonoros, de pueblo, con abrazos que cortan la respiración y los rollos de siempre: "pórtate bien", "estudia", "llama cuando llegues", "aprovecha el tiempo"...

Somos felices porque empiezas la mejor etapa de la vida, aunque lloraremos un poco al llegar a casa, y cuando entremos en tu habitación deshabitada.

Le llaman "síndrome del nido vacío", pero esto es tan viejo como la vida. Es el estribillo de cualquier canción de amor, el silbido que acompaña al que camina queriendo querer : encuentro-despedida-reencuentro.

Aprenderemos a querernos de otro modo, el filtro de tantos kilómetros deja lo importante al descubierto, y disfrutaremos de oportunidades distintas para que se note el cariño, aprenderemos a "ir al grano" cuando hablemos, o a perder el tiempo con tontadas, a percibir los sentimientos en otros lenguajes, a descubrirnos desde otro rincón, nos sorprenderemos con una nueva belleza y la añoranza hará que disfrutemos mucho más del regreso.

Lo sabes: estás lejos, pero no estás solo.








...y en unos pocos días, otra vez en casa.

jueves, 25 de agosto de 2011

24 Hrs




24 horas.

para celebrar un cumpleaños.
para abrazar la infancia en una amiga
para acariciar todos los veranos de mi vida
para redescubrir que las nubes hacen sombra
para añorar las cimas
para rebozarse en el aire frío de la noche
para recordar el olor agridulce de los caminos
para remojar la sequía  del alma.
para conocer la hospitalidad de un castillo.
para prometerme que volveré pronto.

Sólo han sido 24 horas.




sábado, 13 de agosto de 2011

Manías de Penumbra



Aunque parecemos urbanitas apasionados,  algunos guardamos en los pliegues del alma atadijos de romero y tomillo, para que nos sea imposible olvidar cómo huelen los caminos de tierra en las mañanas de julio, cómo sabe acariciar el musgo en una siesta a la sombra.

La esencia rural imprime carácter, y acaba deslizándose en forma de costumbres, hábitos o manías. Aparece desde lo ancestral,desde lo incontrolable.

Al final lo he comprendido...



Debió suceder en alguna cueva, cuando mi antepasada australopithecus, tumbada a la bartola un día de agosto, hacía la siesta. Porque debió ser en agosto, aunque ella no lo sabía, como tampoco sabía  que ése dormitar digiriendo el venado, se llamaría "siesta" .
Su cueva, como todas las cuevas, era fresquísima, pero por un agujero, que después llamaron "ventanuco", entraba un sol de justicia. Mi tatarabuela prehistórica, estiró perezosamente la pierna izquierda hacia el chorro de luz, y comprobó científicamente que el sol da calor... las mujeres de esta familia hemos sido siempre muy sagaces, desde tiempos inmemoriales. También desde tiempos inmemoriales, los niños suelen dar la tabarra preferentemente en las siestas, y quiso la casualidad que unos cachorrillos humanos, jugueteando por el exterior, tapasen con ramas de boj el ventano... y la dama prehistórica comprobó cómo cambiaba la cosa...  nació así la primera persiana.
Mi antepasada quedó impresionada con el invento,  y ésa querencia por las penumbras persianiles se ha ido transmitiendo como una mutación genética, hasta acabar en mi sistema de manías.

La semioscuridad inducida, es de lo mejorcito del verano. Echar la persiana, para que se guarde el fresco, es mucho más que cerrar a cal y canto, debe dejarse el número justo de agujeritos iluminados, para que quede un grado de penumbra que acompaña, y después correr las cortinas, que no parezca una oscuridad deshabitada.

Persianas arriba-persianas abajo:Esto ha sido la guerra de los 30 años. Casi 30 veranos luchando por las persianas, porque MiGeorgeClooney, urbanita puro y duro, no entiende ésa manía de oscurecer la casa. Sus argumentos son contundentes : lo del calor es psicológico, y es una costumbre de pueblo.

Por una vez en la vida, y sin que sirva de precedente, al final, le voy a dar la razón: Sí, es pura psicología,un condicionamiento  genético, y además, la penumbra y yo, efectivamente, somos de pueblo.






jueves, 11 de agosto de 2011

Tea Time







Afortunadamente, es posible querer dos (...o tres) ciudades a la vez,  y no estar loco.

Mi corazón se mueve en latidos amorosos no sólo por la ciudad en la que vivo y me vive,  otras dos me tienen atrapada: Roma y Londres .

Como en todo enamoramiento hay mucho de imaginación y literatura en esa adoración, como en todo enamoramiento, es irracional, adictivo, fantasioso.

Estos días busco la etiología de lo que sucede en Londres, porque cuando algo nos enamora necesitamos saberlo "todo". 

Recuerdo la primera cita real,  cara a cara, con esa sociedad que sólo conocía a través de la literatura, y el desconcierto de  encontrar de todo menos el elemento "brithis". Sin embargo era todo tan inglés...

Y me ayudó a entenderlo, curiosamente, una novela, "Dientes blancos", de Zadie Smith, me regaló un buen boceto de otro Londres, lejos de los salones de té y la suavidad de la campiña, donde el acento "cokney" usa turbante. Otra prueba irrefutable de que la lectura es, ha sido y será un modo precioso de conocer el mundo, otros mundos, de abrirnos a la realidad.

Estos días se habla de "disciplina", "responsabilidad", "ética", "valores"...
... y aparecen declaraciones de perplejidad ante tanta violencia...
... pienso en películas como "La Clase" (Entre les murs), o "Ser y tener" (Etre et avoir), que  con inteligencia plantean situaciones sobre cómo es la enseñanza real en muchos barrios de Europa, y dan pistas sobre cuestiones que vienen de lejos, realidades que han ido creándose y pocas veces queremos o sabemos ver.

No puedo hacer un análisis de las causas, ni tan siquiera una descripción de la situación, pero subestimar lo ocurrido y plantear la solución como un problema de falta de disciplina y valores de un grupo socilal concreto, así, a secas, me parece una reducción peligrosa.

¿Valores? ¿Puede ofrecer "valores"  seriamente una sociedad donde se vive la imposición del relativismo moral?¿Qué es "bien" o "mal" cuando no existe la verdad?¿A qué podemos apelar para explicar que robar es malo? Me sería muy difícil dar razones desde el relativismo.

Curiosamente, al plantear un concepto de libertad sin conexión con el de verdad, se hace difícil la convivencia humana.

Cuando la absolutización de lo particular llega hasta el extremo de no dejar resquicio para lo común, se imposibilita la comunicación humana tanto como cuando ocurre lo contrario, y lo común se impone de tal modo que es imposible el disenso.

Los humanos podemos actuar libremente de forma absurda, desatendiendo incluso la naturaleza de quien somos.

Estos días se cuestionan la políticas sociales de subvención, y seguramente son revisables, pero no creo que sea ésa la única causa de los desmanes, cuando desde cualquier medio se propugna como modelo de hombre al individualista triunfador y se ofrece como concepto de felicidad la espiral consumista, sin tener en cuenta que somos "para el otro", que ése es el sentido de nuestra libertad.

No creo que la solución recaiga únicamente sobre los padres de esos niños-delincuentes, es un asunto "público", es decir "Perteneciente o relativo a todo el pueblo".





sábado, 6 de agosto de 2011

MEAM

Los no-veraneantes nos fusionamos con el ambiente de tal modo, que en el mismísimo corazón de Barcelona, se dirigen a nosotros en inglés.

¿Qué pintas llevamos? ...Yo no me he puesto el sombrero de paja, desde luego, y mi muchacho acompañante lleva camisa de rayas y bermudas, al más puro estilo clásico.

Nos acomodamos en la cola para entrar en el Picasso, pero una sonrisa de buen marketing nos recuerda la exposición recién estrenada a la vuelta de la esquina.
Sin dudarlo, cambiamos de acera. Un vistazo rápido mientras se despeja la cola... pero nos esperaban casi tres horas de lujo contemplando arte figurativo del siglo XXI.
Y además con sorpresas, invitaban a copa de cava y música en directo.
El Museo Europeo de Arte Moderno es una visita que repetiremos.



Pensamos con la lectura de algunos textos...





 Y compartimos belleza e ironía con el buen Arte.


 "Retrato de Familia". 
             Jorge Gallego



"Tic-Tac".
Jorge Gallego

martes, 2 de agosto de 2011

Expectativas






El soul pone ése efecto de intimidad que es tan difícil de conseguir con el mobiliario de diseño. Todo es pretendidamente  minimalismo caro, lujo sereno.
Ella podría vivir allí, parece una prolongación de su perfume, el de siempre, un toque de muguet que se mezcla con el olor a fumadora de toda la vida.

El camarero, en previsible negro como es preceptivo por estos barrios, saca su perfil de gallito al tomarnos nota, y la mira tonteando.
Con cincuenta años sigue siendo guapa de verdad, y lleva la elegancia en cada centímetro. No le ha caído encima la capa de invisibilidad que persigue a las mujeres en ésa franja de tiempo, cuando dejan de ser jóvenes y todavía no gozan de las simpatías y la ternura que provocan las ancianitas.
Ella es la mujer triunfadora, completa. "De mayor quiero ser como ella", decimos todas

Después del abrazo sincero vienen las introducciones prácticas: Cuándo os vais de vacaciones, qué tal tus padres, qué hace el peque... Y las derivadas protocolarias: la crisis, el marido, los hijos.

Observo sus manos mientras hace tintinear el hielo en el café, al ritmo de Back to Black. Una manicura tan perfecta que parece inexistente. Los kilates del  anillo parecen consustanciales a cada uno de sus gestos.

- Y tú, ¿cómo estás?

Deja el vaso, se apoya descansando en el cuero blanco, y me canta su blues, lento.

Palabras que no esperaba, que casi no entiendo.
No se han cumplido sus expectativas. No ha llegado a los sueños que planeó a los 17, y se siente fracasada, porque ahora sabe que ya no llegarán. Y no es feliz.

-Pero ¿qué dices...? Has triunfado en lo profesional, tienes un marido y unos hijos que te quieren, una familia, amigos a montones...

Pero tenía otros sueños, dice, otro final para su cuento,  lo que tiene ahora no es suficiente, lo soñado nunca  será. Quería el aplauso, que su nombre lo recordara la Historia...ser "alguien" .


Me deja triste, porque no la entiendo.

¿Son los sueños que se cumplen lo que da la felicidad? ¿Los objetivos logrados, las metas conseguidas?

Antes de llegar a casa entro en el súper, y al devolver el carrito a su hilera, un hombre me sonríe.

- Traiga, señora yo se lo llevo.

Debe tener la misma edad que mi amiga. Enjuto, desdentado, le cuelga el uniforme por todas partes. Lleva unas gafas para miopes que convierten sus ojos en unas ranuritas mínimas por donde parece que nunca llegará la luz al interior.
Su trabajo es recolectar los carritos que los clientes dejamos esparcidos por el parking y llevarlos alineados a su sitio.


¿Cuáles fueron sus sueños? ¿Qué expectativas tenía a los 18 años? ¿Su meta era ser "ordenador" de carritos en un sótano?¿Cuánto triunfo es necesario para ser feliz?¿Su vida aparentemente de fracaso es una condena a la infelicidad?

Recuerdo las palabras que he leí en casa de  Ana:



"La felicidad no es un fruto que se recoja por sí mismo,
hay que hacerla, sostenerla, crearla, y aún más difícilmente,
saberla recibir y recoger cuando llega". 

 María Zambrano.


Sí, es todo eso.

Y en cuestión de expectativas, la felicidad ...¿no será percibir y amar las expectativas de Otro, que suelen ser siempre de mi hacia los otros...?