martes, 11 de noviembre de 2014

Déjà vu


Entrada con enlaces e ironia.
El que no sepa leer...que no lea.



"La vendetta della strega". Adelchi Riccardo Mantovani





Cuando lo socialmente novedoso se vive como "déjà vu", existen muchas posibilidades de que no se trate de  un trastorno paramnésico. Tal vez sea un síntoma preocupante de simple envejecimiento.

Estos días de tanta cutrez política en vena, no hago más que tener esas sensaciones de oir campanas desde el pasado. No sé si empezar a preocuparme.

Por partes.

A.- ¿Quién no ha disfrutado escuchando las conversaciones de los mayores? Solía suceder  que, justo cuando la cosa se ponía más interesante, se daban cuenta de la existencia de niños-oreja y nos mandaban a jugar.
Mi infancia transcurrió en los años finales de una dictadura. Otra dictadura.
Los mayores solían hablar de "Paquito", que con el tiempo he deducido "astutamente" que era "el Dictador"(en aquella dictadura era mucho más fácil identificar los roles).
Parece ser que en aquella dictadura, la otra, que no se llamaba a sí misma "dictadura", sino "democracia orgánica", hubo lo que se denominó "referendum"(otro referendum).
Tengo este recuerdo nítido, aunque es algo que no viví. Oía los comentarios , y las anécdotas, de labios de mi padre, en escuchas escondidas y en semisombra. Ya mayorcica, pude contrastar esos recuerdos inexistentes en conversación abierta, o en la hemeroteca, en blanco y negro, como todo en ése tiempo.
Y estos días, inexplicablemente, me ha sorprendido el "déjà vu".

Véase aquí. Exactamente minuto 00:17

Cuántas coincidencias. Cuántas colas, cuánto de todo y más.


B.- En mis comienzos universitarios estrenábamos Constitución. Cantábamos eso de "Libertad,libertad, sin ira libertad". La canción que compuso "Jarcha". No la canción de ahora.

Como no había dado mucho tiempo para hacer estudios y teorías sobre la neófita Carta Magna, en lugar de "Constitucional ", estudiábamos "Derecho Político" con "el Hauriou", que era un manual clásico de un sabio francés. Me arrebataba la asignatura, era "fans" incondicional de la democracia.

Por eso sentí morir cuando un político llamado "Guerra", que ahora dice que se jubila, anunció:  "Montesquieu ha muerto". Bueno, ahora también dice que no lo dijo, aunque Montesquieu aún no lo sabe, y parece que no tiene prisa por resucitar.
Con sustos y noticias como estas, se desmoronaba mi seguridad democrática.
Lo había aprendido muy bien con "el Hauriou": El principio de legalidad y el equilibrio de poderes, eran indispensables y consustanciales a la democracia. Ya se sabe, la juventud es idealista, y yo estas cosas me las creía.
Fue un primer desengaño.

Y estos días, inexplicablemente, ha vuelto esa sensación similar al derrumbamiento de un castillo de naipes. De nuevo el "déjà vu".


C.-  En un reciente viaje a Roma me sorprendió ver la ciudad plagada de carteles tal que así, o así .
Me estremecí.

Y estos días de tanto "banderamen", otra vez el dichoso ritornello del "déjà vu".


No sé si será necesario ir al médico, o igual es cuestión de acostumbrarse, cosas de la memoria, que se niega a ser domesticada.