martes, 29 de septiembre de 2015

El aire sabe a veneno




Estaba preparando un texto mucho más poético. 
Pero creo que esto es una emergencia intelectual.

Ayer por la tarde uno de "mis polluelos" me relató por washap, sintéticamente, estos hechos vividos en primera persona.
No añado ni quito, literalmente transcribo la escena.

"Madre rubia, ojos azules, ideal, supercorrecta, con niña de 4 años.
La atiendo.
La niña le va haciendo preguntas de un catálogo que tiene en la mano. 
Le dice:

         - Y esto, ¿lo sabes hacer?

La madre responde:

        - No.

Contestación de la niña (4 años):


      - ¡Pues yo sí!. Claro, como tu no eres catalana no lo sabes hacer...Yo sí, porque soy mejor...


La madre, roja de vergüenza, me "confiesa" que es gallega...Le he dicho que cambie a los niños de cole...aunque le cueste una pasta.

Los primeros que detectaban la presencia de grisú en la mina eran los pajaritos.
Los primeros en envenenarse con el odio pueden ser los niños, que aún no tienen defensas ante la mentira.
Me ha impresionado tanto, que no puedo ni glosar, se me paraliza el corazón. 
Y de momento, lo único que he podido hacer, es dar publicidad a esta muestra de hasta dónde está llegando la sinrazón.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Co-vivirse

María Moreno. "La ventana"(1970)



Leo que la mejor futbolista de Irán no podrá jugar la Copa Asia porque su marido le retiene el pasaporte. Triste sometimiento.

Inmediatamente recuerdo el documental dedicado a una pintora poco conocida, María Moreno. Ni siquiera el título del reportaje lleva su nombre, aunque la define: "La luz de Antonio".

Desde una mirada superficial, podría parecer otro tipo de sumisión. Una mujer detrás de un gran hombre. Pero quien vea esto no se ha fijado bien, o tiene el corazón encizañado por la guerra de los sexos.
Este reportaje es una bellísima historia de amor. No necesita ser novela para tener todos los elementos de la buena literatura. Dos protagonistas gigantescos, compitiendo por amarse.
Su vida es mucho más que compartir, que convivir o vivir juntos. Es vivirse en el otro, para el otro, ser co-biográficos.

Qué hermoso sometimiento el de preferir al otro. Qué belleza y cuánto gozo si este vivirse para la felicidad ajena se baila en un cotidiano "pas a deux".

Cuánta pasion amorosa en ese aparente pasar los días ordinarios, monótonos, corrientes y molientes. Deseándose mutuamente "que cada días seas mejor siendo tu", que es el mejor modo de decirse, "quiero que seas feliz".

Hasta el fin del final.


LINK DEL DOCUMENTAL(Clikar)



(Es un poco largo, pero merece ese tiempo. A partir del minuto 39: 30 no pude contener la emoción. Demasiadas connotaciones con historias con-vividas).

lunes, 14 de septiembre de 2015

Inmuebles







Nada como viajar para aprender.
Dicen que viajar abre la mente, que cura los despechos amorosos y la boinez provinciana.
Eso no lo tengo comprobado, pero lo que siempre constato en cualquier emigración o exilio, aunque sea de fin de semana, es mi ignorancia supina.

En los jardines de la espléndida Abbaye de Fontfroide, acabo de descubrir que existen inmuebles para insectos, y en múltiples formatos, multipropiedad o unifamiliar.
Las casitas-"l'hôtel" para los franceses- están pensadas hasta el mínimo detalle, buscando el confort para cada uno de los habitantes de las familias insectiles. El ladrillo hace las veces de calefacción central para que el abejerío repose y pueda libar de nuevo en primavera. La puertecita roja atrae y guía hacia el cobijo a unos bichos verdes llamados crisopas, que se comen a otros bichos aún más bichos y peligrosos, que en forma de plaga destrozan los jardines. En fin, que todo está estructurado para que en los huecos de los tronquitos, tan primorosamente colocados, las sabandijas encuentren el mimo y el entorno amoroso, para sobrevivir y defender el jardín de invasiones peligrosas.

Si es que hasta las cucarachas necesitan un hogar.
Cómo no vamos a necesitarlo nosotros, los humanos.
Cómo podemos despreciar esos trabajos gigantescamente pequeños que necesita la tarea de crear y mantener el hábitat adecuado a la realidad y grandeza de ser hombres y mujeres.

Gracias al ecosistema que se consigue con  estas tareas cotidianas y domésticas, que tanto se desprecian, crecemos como humanos, y no nos quedamos  enredados en el propio zurullo, como un escarabajo pelotero despistado (scarabaeus latticolis, toma latinajo).
Gracias a las aburridas monotonías que facilitan la supervivencia, conseguimos arraigo en lo que para otros es una simple madriguera, tenemos mucho más que una casa como los insectos.  Los humanos podemos tener un hogar.

En los jardines de Fontfroide, una vez más, recordé las palabras de un filósofo admirado: "Construir un hogar, mantenerlo y cuidar a las personas que hay en él, es más rico, y más profundamente humano que trabajar y transformar el medio. Producir es mucho, cuidar de un hogar es mucho más"




jueves, 10 de septiembre de 2015

Mercurio






Cuando se rompía el termómetro, mi madre hacía magia.
No recuerdo porqué, pero nos dejaba claro que era un elemento peligroso. Sólo ella, en virtud de esos poderes ocultos que  hacen todopoderosas a las madres, podía manipularlo.
Y era maravilloso comprobar como aquellas perlas plateadas, chispitas de luna llena, bailaban encima de la mesa, se deslizaban hasta abrazarse en una gotona gorda y pesada, con tan solo hacerles cosquillas con un palillo.
Era fascinante la energía unitiva que tenían en su interior aquellas gotitas desperdigadas, un GPS oculto las empujaba a encontrarse, a crecer haciéndose uno.
Hermoso latido el del corazón íntimo del mercurio, que a toda costa buscaba fundirse para hacerse fuerte.

Que no nos engañen.
También el corazón humano está hecho para buscar la unión.
La unidad nos hace mejores, porque estamos hechos para acoger y dar. Y abrir la brecha del "nosotros solos", "nosotros somos diferentes", deshumaniza, nos hace regresar a la atomización de la tribu, a ver enemigos en el vecino.
Cuando la diferencia no sirve para complementar, para valorarla como riqueza, suele convertirse en engreimiento pueblerino. El que se siente diferente, es porque se siente superior.
Cuando el natural y sano disentimiento no ayuda a ampliar los vértices de la verdad, se "talibaniza" lo accesorio, y la convivencia se agría.

Para dejar una sonrisa en estos días locos, porque mira que es triste esto de conmemorar guerras y batallas, unos clásicos del humor en blanco y negro. La sonrisa es un buen principio unitivo, palabra de honor.





miércoles, 9 de septiembre de 2015

Comentarios Reales





Un admirado escritor suele decir que " los versos más míos, los han escrito otros". Eso pensé ayer, al leer los comentarios del blog.

Sunsi y Ana puntualizan con precisión, apuntalan lo apuntado en el post, dan en el clavo con las palabras clave: Tiempo.Silencio. Profundidad. Mentira/Verdad. Consumir.

Ayer estuve en la pelu, y hojeé el "Vogue". No fué tiempo perdido. No todo es leer poesía y metafísica.  De el batiburrillo de imágenes que contenía la revista, (en su mayoría hermosas), y de informaciones, (en su mayoría patéticas), llegué a la conclusión de que vuelven los sesenta, se lleva el color caldero, y por fin he ubicado a una tal Kim Kardasian, que viene a ser Belén Esteban, pero a lo yanki y en XXL. Son tonterías totales sin más. Pero al dejar la revista encima del montón, tuve la sensación de estar depositando una bomba de relojería, un amasijo de metralla emboscada, que podía estallar en cualquier momento. Porque el leitmotiv de todas esas páginas brillantes de papel couché, es convertir en fundamento y esencia lo que es superficial y frívolo. Y éso, en dosis altas, corta el riego sanguíneo, ciega el cerebro. No es más que un ejemplo.

Sobra información, falta reflexión.

No sé si es una situación casual o interesada. Porque cuanto menos pensamos, y cuanto más ofuscados nos preocupamos por lo accesorio y accidental, más vulnerables y manipulables estamos ante el poder, del tipo de que sea. Basta leer estos días la prensa.

Y para cambiar esto, que tiene que cambiar, habrá que empezar. Por algo pequeño y concreto.

Para establecer distancia entre quienes somos y esas pobres ocas que describía Ana, consumidoras compulsivas, abotargadas, intoxicadas, atontadas y utilizadas para conseguir un buen foie, es importante redescubrir algunas cosas,
Propongo aprender a contemplar.
Bueno, empecemos por aprender a mirar, que es un punto intermedio entre ver y reflexionar.
Con tiempo y silencio, imprescindibles para preguntarnos "¿porqué?", clave ineludible para encontrar la verdad.

Slow, slow, slow...sin prisa pero sin pausa.







martes, 8 de septiembre de 2015

Slow Blog





Hablo desde el desconocimiento y la inexperiencia, osea, sin autoridad ninguna, pero creo que en comunicación  y redes sociales se llevan los formatos encapsulados, que pían y pían, o la simple imagen, donde la reflexión es un "sírvase-usted-mismo".

Briz-Briz-Briz....así debe sonar las descarga de informaciones rápidas, variadas y contradictorias en nuestros modernos cerebros.

Seguramente los entramados neuronales se nos han acostumbrado a la velocidad informativa y no asimilan si no va en formato "miniexplosión". Cuaquier pensamiento que se precie debe tener la intensidad eléctrica necesaria para explosionar en la neurona receptora, del mismo modo que estallaban las petazetas al entrar en contacto con la saliva, diluyéndose con la misma velocidad en la telaraña de la memoria, claro. Al final, se lleva lo líquido.


 Me gustaría proponer un estilo novedoso: el Slow Blog.

Palabras para degustar paladeando contenidos, permitiendo que las letras que perfilan conceptos se deslicen, casi goteando, por las papilas gustativas de cada neurona.

Las raciones de pensamiento no necesitan ser demasiado copiosas, es cuestión de ir acostumbrándose a leer texto en párrafos.
Poco a poco.
Acariciando los pliegues de la corteza cerebral con la misma suavidad del oleaje, que anega y desaparece, una y otra vez. Hasta que de la cabeza se llega al corazón. O viceversa.
Para poder compartir, debatir si es necesario. Pero sin sobresaltos. Se admite la estridencia de la risa, y por cuestiones de protocolo, se agradece la sonrisa. Éso siempre.
No se trata de evitar la necesaria inmediatez de la información, que eso se cubren a las mil maravillas desde otras vías.
Sería un modo amable de personalizar la inevitable globalización, de recuperar la contemplación, que resulta tan exoticamente "vintage" en nuestras existencias.

Podría llegar a ser "trending topic", incluso una nueva tendencia bloguera.



viernes, 4 de septiembre de 2015

Cuestión de ombligos











Hablando de puntos redondos,  de esas curvas cerradas que contienen principio y fin en un mismo movimiento, llegamos al círculo rotundo  por antonomasia: el ombligo.

Tiene inmerecida mala fama ése ojal íntimo.
Dicen que embelesarse mirándolo hipnotiza de tal modo, que te come un agujero negro. Regodearse en sus pliegues irregulares conjura una maldición que transforma en seres unineuronales, cortos de vista y cejijuntos de por vida. Parece ser que concentrarse en su redondez infinita, atrapa y arrastra hacia un huracán sin retorno, tanta es la fuerza del mi-me-conmigo.

A primer vista el ombligo huele a cerrado,
Pero es tan solo una impresión equivocada. Tantos siglos de vilipendio no nos dejan reconocer el misterio que se esconde entre los pliegues de ése bodoque distintivo, que nos acompaña desde el primer suspiro.  
Esa cicatriz personalísima, única e irrepetible, nos une con la Historia.
La que que escribimos con MAYUSCULAS, y que nos deja enganchados unos con otros, haciéndonos protagonista de epopeyas ajenas, y también la que deletreamos con letras grises y pequeñas , la historia propia, personal y anodina, que deberíamos  escribir con  Versalitas   De Oro,  la historia secreta de cada uno de todos los millones de hombres anónimos que, desde que quedamos marcados por la herida del ombligo, marchamos hacia lo eterno.

Ese gurruño de carne encogida nos recuerda tozudamente que no estamos solos, que tenemos procedencia. El ombligo es el sello carnal que certifica que somos humanos porque tenemos padre y madre, que también son ombligados, tatuados con el mismo marchamo de autenticidad que certifica la denominación de origen: un hombre y una mujer.
Que probablemente se amaron. Y es que el ombligo tiene tanto que ver con el amor...
Pero eso ya es otra historia, que dejaré para más adelante. No puede desvelarse la fórmula magistral en el etiquetaje.





jueves, 3 de septiembre de 2015

Treinta y dos es un número redondo





Hay fechas, cifras y letras que pueden ser redondas. Como un principio y fin que se comen la cola, como un  alfa y omega que se persiguen. Como un punto redondo del que partir de nuevo. Impecable y sin aristas, con todas las posibilidades de infinito que tienen siempre las lineas curvas, que permiten dar vueltas y vueltas.

¿ Porqué no aprovechar que hoy es tres de Septiembre para poner en este abandonado blog un redondísimo punto y seguido ?

Estas 32 rosas para celebrar nuestra boda pueden ser la excusa.

Me lo propongo, lo prometo.