El sábado vimos su
exposición en Caixaforum, que ya era hora.
No voy a descubrir la genialidad del pintor, evidentemente.
Lo mejor, los retratos. Y los títulos que el artista pone a sus obras. Ironía socarrona que traza historias y situaciones. Una descripción perfecta en las palabras que acompañan los grabados.
Me quedo con éste, de sus últimos años.
Hasta el final, artista, inquieto, vivo.
Un anciano sigue avanzado, de la oscuridad hacia la luz, aunque sea con bastones y achaques. Así quisiera. Decir hasta el final como Goya: "Aún aprendo"
Sí señor: un pie hacia adelante. Admirable talento humano. Gracias por acercárnoslo. Un beso
ResponderEliminarDolores, el matiz lo cambia todo. Sin ése convencimiento, sin la seguridad de que al final hay luz, avanzar en la vejez es complicado.
ResponderEliminarUn besote, y gracias.
Esa actitud, el pie hacia el futuro es muy significativa, es verdad. En Goya lo de genio y figura es una realidad.Gracias, Ana, un besote.
ResponderEliminarVoy a decir una tontería... con un par. De bastones, claro está.
ResponderEliminarjaja, pues no es ninguna tontería, no...una constatación de la realidad, Lolo. Gracias.
ResponderEliminarMater te leo aunque no asome la pata!
ResponderEliminarQué bien pintaría Goya con su fina ironía mis zopencos momentos. Un genio, disfruté también con sus sabias autocríticas a lápiz. Un fuerte abrazo.
Marta, seguro que Goya se luciría pintando tanto preparativo. Te imagino con los pies descalzos a toda velocidad. 'Animo, y en cuanto pase, me cuentas. Un besote, y mil gracias, Marta.
ResponderEliminary yo también!
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