lunes, 4 de junio de 2012

Feligreses



Suelen sentarse en los bancos del final, cerca de la puerta. 
Todos los domingos en Misa de 12: 30, allí están puntuales, cinco o seis ancianos con su cuidadora. 

Son viejos distintos aunque tienen canas,  arrugas, artrosis y reuma como los demás viejos. Incluso la lentitud, ése ritmo cadencioso que va esculpiendo la vida en las articulaciones, es diferente en ellos. Su falta de celeridad es amodorrada, está en sus huesos desde siempre y  sus ojos parecen mirar sin rumbo, desenfocados. Pero son miradas con brillo. Sutil y fugaz,  una centella les da vida.

Juntan las manos arrugadas y sin embargo infantiles y rezan con una piedad dulce, como sólo lo hacen los niños pequeños. Después les llega el cansancio y duermen o se enredan unos a otros, o llenan de besos y arrumacos a la cuidadora, que emociona con su cariño y paciencia.

Si hay sitio libre, me gusta sentarme detrás de ellos, para poder disfrutarlos, y agradecerle a Dios que nos quiera tanto, a todos. Y para preguntarme cuáles son los parámetros de lo que llamamos normalidad.




11 comentarios:

  1. Que lejos estamos muchas veces de andar en la onda de Dios. Gracias por tu post, me ha venido bien.

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  2. Créeme, yo que entiendo del tema, la normalidad son los besitos. Seguro. Gracias por el relato. Besos

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  3. yo también los he visto ,en la misma Misa que tú.....y me hacen ver que grande es el Amor de DIOs

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  4. Es curiosoobservar como el hombre vive y quiere ser feliz. Todos queremos ser felices. Sin embargo, no estamos dispuestos a aprender de las personas que mejor conocen los parámetros de la felicidad. Porque si te fijas, son el vivo ejemplo de la felicidad.

    ¿Por qué nosotros no tenemos tanta capacidad para aprender a ser felices?

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  5. Gracias a ti, Modestino. Como siempre, los sencillos aciertan. Gracias.

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  6. Ana, tienes razón, es precisamente lo de los "besitos", la capacidad de dar y recibir amor la que marca la "normalidad". Un besoncio.

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  7. Gracias a ti, Dolores, por venir por comentar y por la sonrisa contagiosa. Besote-

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  8. Pacita,¿verdad que es una dulzura verlos, a ellos y a su cuidadora? No sabes cuánto la admiro.

    Mil gracias, un abrazo.

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  9. Ana, tal vez es porque nos liamos y complicamos, porque nos sobra mucho "yo".
    Gracias por venir, un abrazo.

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  10. Mater, en la boda habían dos feligreses especialmente felicies que dieron más luz si cabe. Entrañables tus palabras. Besos

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  11. Parametros equivocados, ya te lo digo yo.
    Saludos

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