Llevo todo el día admirada, contemplando las imágenes. Soñando con poder verlas de cerca, rozarlas con los ojos y las caricias de las mano.
Son la obra solitaria de un artista del siglo XVIII, y tienen la actualidad del siglo que viene, la fuerza que crece en el presente que busca tener futuro.
Cabezas.
El escultor ante el espejo, tal vez buscando en el autoreflejo una comunicación con los otros que él mismo se negaba.
La cara de un ser humano.
El rostro que habla cuando el alma está amordazada y no puede expresarse con palabras.
Gritos en cada uno de los músculos en tensión.
Gime, ríe, sufre, ama.
¿Hay algo más bello?¿Qué puede existir en la Creación tan repleto de divinidad?
Nada más bello que el rostro de un hombre.
9 comentarios:
Amiga Mariapi: Muy bonito post y una conclusión que comparto, creo, si no he entendido mal - que todo podría ser - : me dice más de una persona su cara, su expresión al hablar que las palabras que emite. Cuando ambas cosas no están sincronizadas a lo mejor es que miente o disimula algo que la preocupa. Entonces me dan ganas de decírsielo pero ¡ah, el respeto a la intimidad me cohibe!
Como siempre te has lucido, guapa ¡Muchas gracias!
Besos
Asun
Chula! una pasada este post! Es increíble cómo esculpe hasta el último detalle de la cara. Sigue escribiendo mami, algún día no muy lejano seguiré tus pasos jejeje un besito muy muy fuerte!!
Miki
"... tal vez buscando en el autoreflejo una comunicación con los otros que él mismo se negaba."
Expresar y comunicar, dos necesidades del hombre que lo hacen más divino, más bello.
No me extraña que quieras verlas, tocarlas.
Me ha parecido tan actual... gracias, Mariapi.
La necesidad de compartir, de comunicar es tan real en cada uno de nosotros, que incluso cuando no queremos o no podemos manifestar con la palabra, se nos escapa la intimidad en los gestos, en el rostro. Ahí es muy difícil mentir o engañar, es verdad Asun.
Un abrazo, y mil gracias, amiga.
¿No te ha recordado el hiperrealismo de las cabezas de Antonio López? Pero lo que en la fundición de uno es placidez, en otro es desgarro. Impresionantes, casi vivas.
Gracias Miki, y por favor-por favor-porfavor...ponte a escribir, nada de en un día no mu lejano...¡YA!
Muac
Sí me gustaría verlas, Lolo.
De momento me conformo admirando y dibujando las expresiones de los rostros. Es tanta la fuerza expresiva de los gestos, que desaparecen las facciones, sólo queda el mensaje. Gracias mil.
¡Y son del siglo XVIII!. Así, con el rostro desnudo, se admira lo que en el hombre es eterno.
Un abrazo y gracias, Princesa.
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