viernes, 1 de noviembre de 2013

Uno de Noviembre: refrito existencial.



                   "Cristo en medio de una multitud de santos"(1550-1600).
                                         Museo Nacional de Zurich



Hoy no haré panellets.
Siempre acaban resecos y deslucidos, con los piñones picoteados por manos semi-inocentes, trasvasados de plato en plato.
Y además... andan mis niños desperdigados por todo el ancho mundo. Ya no hay tardes de toquetear el mazapán dulce y jugar con los piñones.
Siempre he creído que saber cambiar lo que no es esencial, adaptarse a las necesidades de cada etapa, es vital para ver la felicidad que nos rodea. Y este uno de noviembre toca cambio.

Asaré unos membrillos, tan otoñales ellos, y haré una Tarta de Santiago, que también lleva almendras, y será un dulce esponjoso con el que disfrutarán los bisabuelos y los biznietos, los dos puntos extremos, encuentro de cariños en el ciclo de la vida.

Este día de Todos los Santos ha amanecido con luz de verano.
Lady G me envía  fotos desde yankilandia, con telas de araña y esqueletos.
Ayer en el trabajo la gente se felicitaba la "castañada"(?), con el mismo entusiasmo con el que nos felicitamos las Pascuas. Debe ser una nueva costumbre, en este retorno a la Arcadia ruralizada y con barretina.

Qué manía más curiosa la del día de Todos los Santos, centrarse en la muerte, justo el día que celebramos a los millones de hombres y mujeres que supieron encontrar el Sentido de sus vidas.

Quienes un día se preguntaron "¿qué me importa de verdad?",
y dieron con la respuesta correcta, los que entendieron que el sentido de sus vidas transcendía su yo pequeño, y aprendieron a centrar sus días en otros.

Quienes se dieron cuenta de que el Amor era capaz de vencer la debilidad y la limitación humana, porque el amor sobrevive a la ausencia.

Quienes entendieron que la felicidad no es un sentimiento, ni un placer, ni un estado ni un hábito, sino una condición de la persona misma, de toda ella. Y así tantas cosas y ocupaciones triviales y e intranscendentes, que nada tienen que ver con la felicidad, se transfiguran y van construyendo una cotidianidad profunda...
¿Y no es eso lo más parecido a la auténtica felicidad que tiene continuación en el Cielo?



5 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Buen post, refrescar el sentido real de esta fiesta. Las van a hacer todas laicas. Gracias por recordármelo a mí también.

que dificil la vida sin ti dijo...

¡Ay Mariapi! quisiera creerlo, lo creo pero vacilante, por eso tu post es un recordatorio tan valioso en esta época de mi vida, en que apenas me importa nada, excepto mi familia, escribir y leer pero exclusivamente cosas interesantes...¡por eso te leo a ti!
Mil gracias, hermosa.
P.D. Como siempre, admirada de tus capacidades, incluso culinarias. Yo he hecho ensalada de pasta...¡qué Dios me perdone! ;-)

sunsi dijo...

Gracias, Mater... Ni panellets, ni castañas... ni calaveras de Halloween. Todos los Santos; todos los que ya gozan para siempre del cielo.

Un beso, querida Mariapi.

Pablo dijo...

Si lo llego a saber lo leo y lo aplico antes de empezar a "trabajar". Me ha gustado, de verdad, pero no podía decirlo sin más. Ya sabes. Pierdo la memoria pero otras cosas parece que no, aunque deberías ser que sí... no creo.

Guayen dijo...

Acabo de leer el post mater..ya sabes, mas vale tarde que nunca y con la diferencia horaria tengo excusa...ME ENCANTA!
Aunque sin panellets...seguro que con los extremos generacionales disfrutasteis igual! Tengo ganas de veros ya! Un besazo!