jueves, 25 de diciembre de 2014

Misterio


                                                                                                                                         Natividad. Piero della Francesca














martes, 11 de noviembre de 2014

Déjà vu


Entrada con enlaces e ironia.
El que no sepa leer...que no lea.



"La vendetta della strega". Adelchi Riccardo Mantovani





Cuando lo socialmente novedoso se vive como "déjà vu", existen muchas posibilidades de que no se trate de  un trastorno paramnésico. Tal vez sea un síntoma preocupante de simple envejecimiento.

Estos días de tanta cutrez política en vena, no hago más que tener esas sensaciones de oir campanas desde el pasado. No sé si empezar a preocuparme.

Por partes.

A.- ¿Quién no ha disfrutado escuchando las conversaciones de los mayores? Solía suceder  que, justo cuando la cosa se ponía más interesante, se daban cuenta de la existencia de niños-oreja y nos mandaban a jugar.
Mi infancia transcurrió en los años finales de una dictadura. Otra dictadura.
Los mayores solían hablar de "Paquito", que con el tiempo he deducido "astutamente" que era "el Dictador"(en aquella dictadura era mucho más fácil identificar los roles).
Parece ser que en aquella dictadura, la otra, que no se llamaba a sí misma "dictadura", sino "democracia orgánica", hubo lo que se denominó "referendum"(otro referendum).
Tengo este recuerdo nítido, aunque es algo que no viví. Oía los comentarios , y las anécdotas, de labios de mi padre, en escuchas escondidas y en semisombra. Ya mayorcica, pude contrastar esos recuerdos inexistentes en conversación abierta, o en la hemeroteca, en blanco y negro, como todo en ése tiempo.
Y estos días, inexplicablemente, me ha sorprendido el "déjà vu".

Véase aquí. Exactamente minuto 00:17

Cuántas coincidencias. Cuántas colas, cuánto de todo y más.


B.- En mis comienzos universitarios estrenábamos Constitución. Cantábamos eso de "Libertad,libertad, sin ira libertad". La canción que compuso "Jarcha". No la canción de ahora.

Como no había dado mucho tiempo para hacer estudios y teorías sobre la neófita Carta Magna, en lugar de "Constitucional ", estudiábamos "Derecho Político" con "el Hauriou", que era un manual clásico de un sabio francés. Me arrebataba la asignatura, era "fans" incondicional de la democracia.

Por eso sentí morir cuando un político llamado "Guerra", que ahora dice que se jubila, anunció:  "Montesquieu ha muerto". Bueno, ahora también dice que no lo dijo, aunque Montesquieu aún no lo sabe, y parece que no tiene prisa por resucitar.
Con sustos y noticias como estas, se desmoronaba mi seguridad democrática.
Lo había aprendido muy bien con "el Hauriou": El principio de legalidad y el equilibrio de poderes, eran indispensables y consustanciales a la democracia. Ya se sabe, la juventud es idealista, y yo estas cosas me las creía.
Fue un primer desengaño.

Y estos días, inexplicablemente, ha vuelto esa sensación similar al derrumbamiento de un castillo de naipes. De nuevo el "déjà vu".


C.-  En un reciente viaje a Roma me sorprendió ver la ciudad plagada de carteles tal que así, o así .
Me estremecí.

Y estos días de tanto "banderamen", otra vez el dichoso ritornello del "déjà vu".


No sé si será necesario ir al médico, o igual es cuestión de acostumbrarse, cosas de la memoria, que se niega a ser domesticada.








martes, 14 de octubre de 2014

Sabiduría ancestral





Solo cabe el silencio ante la sabiduría.
No tiene desperdicio

jueves, 2 de octubre de 2014

Carcas sin fronteras


"Kate" de Oleg Ravdan




Me miro en el espejo y no puedo fantasear: Soy una señora mayor. Abuela, por más señas.


Me sorprende esa desconocida mismidad que me observa al otro lado del cristal, tan folmalita ella, la clásica señora "estilo madre", con el típico redondeamiento burgués de la clase media.
Me desconcierta porque no me reconozco en ella. 

No tiene mucha importancia, y acabaré acostumbrándome a la compañía íntima de esa señora en la que me he convertido, seremos buenas amigas en cuanto le coja el tranquillo.

Lo único que resulta complicado en esto del envejecimiento, es lo insoportables que se han vuelto mis coetáneos, transformados de repente en viejos cascarrabias o en mansos durmientes por derribo o por aburrimiento.
Eso lo llevo mal.

Para compensar, ayer reencontré el libro de Alejandro LLano y la cita de Magris:


"El diablo es conservador porque no cree en el futuro ni en la esperanza, porque no consigue siquiera imaginar que el viejo Adán pueda transformarse, que la humanidad pueda regenerarse. Este obtuso y cínico conservadurismo es la causa de tantos males, porque induce a aceptarlos como si fueran inevitables y, en consecuencia, a permitirlos." 



Era de esperar, algo diabólico se olía en eso del conservadurismo...la desesperanza y la derrota huelen a azufre.

El fondo de mi alma sigue siendo antisitema. Y en gente tan sesuda como Llano o Magris, encuentro la excusa para seguir explotando esa venada revolucionaria.

No se trata de sumarse al "optimismo de almanaque", que espera que el cambio de año, o de temporada, o de milenio van a poner las cosas mejos, por arte de birlibirloque...

A mi edad la "normalidad" implica un cierto desencanto. Pero eso no lleva consigo el fatalismo del "nada se puede cambiar", sino que, precisamente porque los talludicos ya conocemos la realidad, no nos acobardamos ante lo que son las cosas, y sabemos luchar por lo que deberían ser.

También a estas alturas, la vida sigue valiendo la pena, tal vez ahora más que nunca. Ahora que hemos aprendido a reirnos de nosotros mismos y a no tomarnos demasiado en serio.

Ése es el mejor antídoto, la pócima que libera del peso de la carcundia.






martes, 30 de septiembre de 2014

Zarzamora






Hace mucho, demasiado tiempo que buscaba silencio.

Cuando hace unas semanas visitamos Leyre,  el alma se me quedó enganchada a esos muros rugosos, como se pega la lengua a un cubito de hielo.Deseaba como una loca quedarme encerrada en el mutismo paciente del monasterio.

Pero no pudo ser, seguí trotando, entre mil cosas inutilmente importantes y urgentes.

Y como casi siempre, para que no pierda nunca la capacidad de asombro, ése silencio tan añorado, se  me plantó disfrazado, cuando menos lo esperaba, cuando no había salido a buscarlo.

Me raptó el silencio en un camino de zarzas.
Recolectando  moras con ilusión olvidada.
Una, y otra, y tres más...y allá otro racimo de frutos negros, tan maduros que manchan las manos.
Con avaricia lenta, sin notar los rasguños de las diminutas espinas, iba reuniéndo el tesoro, moras para la mermelada.
Allí mismo se plantó el silencio, y me devolvió la calma.

Fue un silencio lleno de ruido, porque a mi alrededor se escuchaban todos esos sonidos atronadoramente suaves que inundan la montaña: Los cencerros de las vacas, una motosierra preparando leña, las risas de mis compañeros, el reloj del campanario, los crujidos de las ramas, las piedras que se molestan al ser pisadas.

Por unas horas, la mudez de lo inmediato me regaló recogimiento fecundo, y el silencio tomó la forma de un viaje a la infancia, la propia y la compartida con mis polluelos, cuando ellos aún eran el torbellino diario.

Esa fue la medicina, la calma presurosa por juntar algo tan insignificante como unas moras me arrastró a la  ilusión, a las ganas de contar nimiedades de nuevo.








jueves, 31 de julio de 2014

Ser/Estar






Las palabras tienen vida secreta. 
Lo cuenta Isabel Coixet en su película.
Las palabras guardan secretos de intimidades compartidas incluso cuando sólo hay silencio.
Y también cuentan el sentido último de quién somos y qué queremos, a través de las que elegimos o de aquellas que no nos atrevemos a pronunciar.


Necesito modernizar mi vocabulario, saber qué quieren decir mis polluelos cuando me hablan.
Aprender su vocabulario y enlazar un significado a sus vocablos.

Estas últimas semanas mantengo una curiosa discusión/disquisición sobre la peliaguda cuestión de las diferencias entre ser y estar.
Para mí son conceptos absolutamente diferentes, sobre todo cuando nos referimos a lo amoroso-sentimental.
No puede ser lo mismo, y no entiendo sus argumentos.
Para empezar, y como reconoce incluso la "wiki", "ser" hace referencia a la esencia, y "estar" alude a "estado", en definitiva, que ser = permanente, y estar = transitorio.

Conclusión: que no es lo mismo"estar con alguien" que "ser novios". 
Digáis lo que digáis.
Pero si el mismísimo feisbuc, permite anunciar la situación sentimental cambiando de "estado"...

Cuanto más intento profundizar en el tema más perdida me encuentro.
En el argot de mi descendencia "estar con alguien", es algo bastante serio, mientras a mí me levanta todo tipo de sospechas. Claro que  es más "estar con alguien" que "tener un rollo".

Me hago un lío.

¿Qué diferencia hay entre "ser novios" y "estar con alguien"?
¿Es sólo un problema del exterior de las palabras, o esta disquisición entre ser /estar encierra un significado oculto y ahora los enamorados ya no se sienten permanentemente hechizados?
¿Será esto consecuencia de la poca confianza que tenemos todos en el amor?
¿Por tan poca cosa nos tenemos que no nos atrevemos a indicar algo que suene a compromiso?

Porque ¿cuándo se entiende que "estás" con alguien? 
Algo tiene que pasar.
Alguna misteriosa palabra tiene que realizar el conjuro, y saber que algo ha cambiado...y entonces cuando empiezan a jugar las palabras, claramente, ya no se trata de "estar" o "no estar"... entonces, las palabras mágicas que transforman, son una cuestión tan vital, que cambian el mismísimo  SER.

¿Somos o No Somos? 
Ése es el dilema.







viernes, 25 de julio de 2014

Imperfectos Privilegiados


La mayor ventaja de crecer es descubrir las ventajas de ser imperfecto.

Este anuncio es mi preferido.

Me siento ABSOLUTAMENTE identificada.




martes, 22 de julio de 2014

La eterna canción del verano






Los veranos cantaban "La Chevecha", "Juanita Banana", "Casatshok","El sol español"...música eferevescente que aún burbujea por el alma.

Recuerdo el momento con nitidez.
Tenía nueve o diez años, y le pregunté a mi madre porqué había tantas canciones " de amor".
Me parecía un rollo,una auténtica pérdida de tiempo, sinónimo de penas y aburrimiento en las letras...mi cabecita no entendía porqué a los mayores les interesaba tanto esa languidez que siempre llevaba consigo lo que llamaban amor.
Mi madre me miró, riéndose un poco,y sólo me dijo que el amor es lo más importante de la vida, que lo entendería pronto, que me fuese a jugar.
Pero a mí me quedó la intriga...¿cuándo entendería?¿ porqué eso del amor les importa tanto?
Mi madre, como siempre, tenía razón, y pronto comprendí la esencia,el  porqué, qué hace que  nos gusten tanto las canciones de amor.

Me gustan casi todas.
Este año he descubierto a Toni Zenet, que me ha atrapado con sus letras, y buen rollito. No tanto como Kevin, pero casi casi.

Ahora ya tengo edad para entender:
Que el enamoramiento es como una "invasión marciana", que nos enajena en el sentido estricto de la palabra.
Alguien entra en la mente y el corazón, sin pedir permiso, y lo cambia todo.
Todo gira entorno a el/ella, despertando lo mejor de nosotros mismos, pero también dejándolo todo en vilo.
Ése es el inicio del camino.
El estribillo de la canción.

¿Y cómo saber si es tan sólo la canción de un verano o va a ser sinfonía eterna?
Eso es para otro día, otras músicas, otros temas.





             


La eterna canción del verano






Los veranos cantaban "La Chevecha", "Juanita Banana", "Casatshok","El sol español"...música eferevescente que aún burbujea por el alma.

Recuerdo el momento con nitidez.
Tenía nueve o diez años, y le pregunté a mi madre porqué había tantas canciones " de amor".
Me parecía un rollo,una auténtica pérdida de tiempo, sinónimo de penas y aburrimiento en las letras...mi cabecita no entendía porqué a los mayores les interesaba tanto esa languidez que siempre llevaba consigo lo que llamaban amor.
Mi madre me miró, riéndose un poco,y sólo me dijo que el amor es lo más importante de la vida, que lo entendería pronto, que me fuese a jugar.
Pero a mí me quedó la intriga...¿cuándo entendería?¿ porqué eso del amor les importa tanto?
Mi madre, como siempre, tenía razón, y pronto comprendí la esencia,el  porqué, qué hace que  nos gusten tanto las canciones de amor.

Me gustan casi todas.
Este año he descubierto a Toni Zenet, que me ha atrapado con sus letras, y buen rollito. No tanto como Kevin, pero casi casi.

Ahora ya tengo edad para entender:
Que el enamoramiento es como una "invasión marciana", que nos enajena en el sentido estricto de la palabra.
Alguien entra en la mente y el corazón, sin pedir permiso, y lo cambia todo.
Todo gira entorno a el/ella, despertando lo mejor de nosotros mismos, pero también dejándolo todo en vilo.
Ése es el inicio del camino.
El estribillo de la canción.

¿Y cómo saber si es tan sólo la canción de un verano o va a ser sinfonía eterna?
Eso es para otro día, otras músicas, otros temas.





             


viernes, 18 de julio de 2014

Mascotas y Mascotos








Me pregunto qué pasaría si ellos fueran ellas...


Mi asesora de imagen y sonido me alerta sobre la nueva tendencia de las barbas floreadas, y lo que tiene esto del internet,  surfeando por olas de links, se mete una en unos charcos... mirad la obra de la artista floral Sarah Winward. A ver si mis adorables barbudos se atreven con las margaritas en pelo.

También me dejó bastante “choqueada” descubrir la existencia de una página para encontrar novio, "adoptauntio.es"...el concepto, la estética… si se atreven, pasen y vean.
Hay que ver qué malísimas somos cuando nos ponemos a ser peores.

Pero lo de estas pobres víctimas…los novios tristes de Etsy.
Sin palabras.
Angelicos.

Y tienen madre.



jueves, 17 de julio de 2014

A sangre









En el grabado, como en casi todo, hay márgenes.
Es la marca que la plancha deja sobre el papel al pasarla sobre el tórculo, y que delimita la imágen.
Los márgenes son importantes. 
Hay incluso una guía  para la identificación del margen, tienen diversos adverbios según su estado o tamaños: rico en barbas, márgenes enteros, márgenes anchos, márgenes estrechos, márgenes cortados por la huella, remarginados, buen margen, margen sutil, margen intonso, margen pequeño y un largo etcétera.

Y también existe el margen sin margen.
Es el "margen perdido" o "a sangre".

La estampación a sangre es frecuente en la estampa contemporánea, sobre todo en Norteamérica, y se realiza cortando la hoja de un tamaño inferior a la matriz. 
En este caso, la firma, numeración y cualquier anotación están dentro de la imagen o en el reverso de la estampa. 

Todo se pone en juego en la misma obra.
Me gusta la expresión "a sangre". Tiene fuerza.

En el grabado, como en casi todo, hay estampas que necesitan hacerse así, "a sangre".
Sin dejar límites que separen.
Jugándolo todo o nada.

Y el amor es una de esas estampas que no entiende de medias tintas, de límites, márgenes o condiciones.
En el amor...a sangre.












miércoles, 16 de julio de 2014

¡Ay...Carmelo!








Carmelo nació en medio de julio, por encima de la media, con cuatro quilos y medio. 
Eran otros tiempos, cuando los médicos no estaban obsesionados por los percentiles ni las glucemias.
Nació el día de la Virgen del Carmen, la patrona de su pueblo. Y ésta celestial coincidencia hizo que su autoestima progresara adecuadamente años y años, pensando que las orquestas, los cohetes y el volteo de campanas que anunciaban cada año las fiestas patronales, eran con motivo de su nacimiento y onomástica.

Fue un churumbel plácido, de los de comer-dormir, todo seguido y de forma continua. Un bebote de esos que hacen las delicias de los padres, sobre todo cuando es el cuarto hijo y la mayor tiene cuatro años. Y así  siempre ha seguido siendo, poniendo las cosas fáciles: bueno, verdadero y bello.

Era un niño un poco cabezón. No sé si por genética, porque ya apuntaba maneras y necesitaba tener un buen soporte para sus cabezonadas, o si, como se rumoreaba en esa época, eran los efectos secundarios del “Pelargón”.  Pero le lucía al más puro estilo "afro" el pelo ensortijado, como colofón a una considerable testa.
Ese tamaño debía facilitarle la tarea de aprendizaje, y desde muy pequeño, era capaz de memorizar poemas y versos. Curiosamente, algunos de estos sonetos fueron proféticos, y marcaron su destino.

“Yo soy un pobre gallego
 que vengo de Galicia aquí,
y al Niño Jesús le traigo un gallo.
 Kikirikí”


Y así fue y así pasó.
Pero hasta el “momentazo Galicia”, trancurrieron unos cuantos años, con ascensiones montañeras y elevaciones intelectuales. Lo dicho: la fuerza de un gran corazón a la sombra de una buena cabeza.

Un día de junio, cambió de vestuario.
En una pirueta valiente se puso del todo en Sus Manos.
Quemó las naves, como las queman los enamorados, y se hizo cura.
No sé si a él le pasó lo mismo, pero yo no pude echar ojo la noche previa a su salto.

Y hoy resulta que nuestro Carmelo cumple ¡50! tacos.
Que te quiero (queremos) muchísimo, hermano.

¡FELICIDADES!

Léelo despacio y recuerda, porque  no voy a repetírtelo antes de otros tantos años. No vayas a acostumbrarte, que luego eres un chungón que no hay quien te aguante.


P.D. Como banda sonora, la canción que con tanto arte interpretabas, 
         en las horas de la siesta paterna...





martes, 15 de julio de 2014

¡A los tacooneeees... !







Las modelos del taller suelen ser longilíneas, cuasi adolescentes.
Posan en sesiones de cinco minutos, en contorsiones fastidiosas, para poner a prueba la capacidad de intuir el escorzo.
Pero ayer la modelo era distinta.
No, nada de gorda. Tan sólo había integrado con armonía la dulzura de la curvatura,  que, como una huella invisible suele dejar la maternidad en el cuerpo de las mujeres.
Disfruté dibujándola.
Absorbiendo volúmenes, claros y sombras, daba vueltas a un asunto que viene ocupando mis tiempos de desvelo: la restauración de lo femenino en la mujer de edad media.
Bonito tema para una tesis.

Contemplando el panorama compruebo como, con el paso de los años, "ellas" somos en apariencia más "ellos".¿ O tal vez sea a la inversa, y ellos se redondean y acabamos así,  "de facto",  asumiendo las proclamas del igualitarismo más rancio?
No sé, siempre estas dudas, tan tontas ellas, que me persiguen aunque no quiera.
Lo cierto es que,  a poco que nos descuidemos, acabamos en una especie de híbrido-andrógino, entre camionero y matrona romana.
Si a esto le añadimos la moda del verano, al puro estilo mercadillo playero, legins, camiseta de tirantes, blusita suelta o pantalones pesqueros, seguimos por dejar la cana libre, y vamos al minimalismo estético, enarbolando enseñas de "la arruga es bella"...la aniquilación de la especie humana, como hombres y mujeres, pasa de amenaza a hechos recalcitrantes.
Es algo que me da miedo, porque cultivar la propia esencia, todo eso de la autoestima y la autoimagen, pasa por potenciar el "quien" que somos, en versión "él" o "ella". Desde la concepción hasta la muerte.

Como  firme defensora de que ante lo que no gusta, el cambio más efectivo es el de la mismidad- porque en el fondo es el único cambio que de verdad controlo- me aplico el cuento, intentando descubrir si ya se me han despertado algunos síntomas de ésa androginia pavorosa...y descubro que sí, que seguramente ya ha empezado la hecatombe...que el derrapaje empieza por los pies:  la búsqueda de la comodidad en los zapatos a toda costa. No se trata de comodidad justa, para determinados trabajos, excursiones, paseos, riscos y montañas...no, es otro tipo de cambio. Es la línea transgresora que decide, sin tapujos ni ambages, calzarse ya, para siempre, las mismísimas "barcas de San Pedro", lo que sería la delicia del ortopeda medio...lo que en casa denominan "zapatomonja"...

Así que, conclusiones de la clase de ayer mientras blandía el carboncillo en la dura batalla por la belleza perdida: Niñas/añosas...¡a los tacones!




lunes, 14 de julio de 2014

Volver








Las burocracias académicas se han merendado mis neuronas.
El óxido ha dejado inservibles las interconexiones corazón-cerebro.
Pero quiero volver a escribir.

Y al más puro estilo Fray Luis de León, que es vintage total, y  fué trending topic por generaciones,creo que es suficiente con un:

"Decíamos ayer..."


Claro, no será lo mismo, nunca lo es.
Pero prefiero "customizar" que usar y tirar.
Matermanías aún puede servir una o dos temporadas.

Necesito retomar palabras, con voz bajita, en discurso íntimo, que cosquilleen otra vez los dedos en el teclado.











lunes, 17 de marzo de 2014

Al dente








Entra precedido por su sonrisa.

-"Soy el esclavo de Iacomus Fico, ¿dónde puedo encontrarlo?"

-"Creo que ha ido a las termas...digo ... a tomar un café..."




De golpe despierto de mi sueño romano, confundiendo "becario" por "esclavo", aunque en realidad sean dos especímenes del mismo rango.


Viajar no deja de ser una forma privilegiada de soñar, y me está costando despertar de esta pequeña siesta.
Tres días.
Roma infinita, con primavera prematura, adornada con mimosas.
El Tiber se desliza desbordante, desafiando a los puentes centenarios, las fuentes de mármol blanco, bromean con el viajero, salpicando su frivolidad milenaria.
En cada despojo de la historia he encontrado mensajes escondidos, porque allí se hace realidad lo de "hablar las piedras".
Roma,caput mundi, me roban el corazón  sus dorados y sienas, los morados del tramonto, "il degrado"de su  belleza.
Roma, decadente, despertando medio amodorrada, como sus millares de gatos repantingados al sol.

Roma, casi no me he ido, y ya deseo volver a tenerla.






















miércoles, 26 de febrero de 2014

Invento Revolucionario



Primicia mundial facilitada por Loreto.
Ya se sabe, familia que postea unida...
Gracias mil.






lunes, 17 de febrero de 2014

Cuento Centroeuropeo






Érase una vez un poblado de gitanos, en el centro mágico de un continente anciano.
Estaba escondido en el claro de un bosque cuajado de sombras moradas, en el que los abetos milenarios se empujaban unos a otros para conseguir un rayo de luz.
Los carromatos de madera formaban un círculo perfecto, amurallando la fogata. El fuego hechicero daba calor a la tribu, y acompañaba las noches que, cada veinticuatro horas, más o menos, llegaban  como regalo al finalizar el día.

Mirando de frente a la derecha, en una carreta  con miles de flores pintadas sobre el fondo rojo, vivían dos gitanos enamorados. Casi unos niños, con el pelo de bucles brillantes, se amaban con amor recién descubierto, mezclando su piel canela en abrazos de ternura fecunda.

Era al atardecer de un día de niebla, se helaba el aliento de los perros que enmudecían para no enfermar.  La gitana niña rompió a gritar mientras se convertía en madre, se confundían sus quejidos con el aullar de los lobos, y así estuvo gimiendo hasta la media noche. 
Entonces se hizo el silencio, y una cíngara desdentada, partera centenaria, envolvió en un hatillo de algodones bordados un cachorrillo sonrosado , levantándolo como un trofeo, lo acercó a la fogata, delante del patriarca, y exclamó con voz de profeta:
-                                    
                                     - ¡Luz en noche oscura! Dios nos lo ha dado.

Y así se llamó: Bogdan, que significa “Dado por Dios”.

Aquel niño fue creciendo abrazado a su madre, apretado al pecho adolescente de la gitanilla morena, jugando con su trenza negra, llena de brillos azules. Aprendió a llamarla “ mamă”, mientras ella le susurraba en besos  su nombre en diminutivo: “Boško”, que sonaba al viento filtrándose entre las ramas, que olía a musgo, a tierra húmeda, a leña. Todo lo que añoraba la niña madre, que venía de tierras aún más frías, más al norte, y para ella, mucho más bellas.

Bogdan era un regalo de vida, aprendió a dar sus primeros pasos sin necesidad de zapatos, brillaba como la luna cuando jugaba y peleaba con los otros niños gitanos. 
Era un churumbel rubio, con los ojos rebosantes de todos los verdes, desde el casi marino al dorado.

Siete inviernos y siete días después de la noche mágica en la que nació Bogdan, una  tos seca del viento de norte apagó la hoguera.
Mal augurio para la tribu.
Ya no hubo más violines cantando a las estrellas.
Enfermaban los hombres, lloraron enloquecidas ellas.
Bogdan perdió a sus padres, los gitanos enamorados. Y, mecido por  todos los brazos del clan, poco a poco se fue consolando, en el corazón se le dibujaron cicatrices en las que se leía en su lengua”mamá y papá”.

Abandonaron los gitanos aquel claro del bosque que se había convertido en un escondite de la muerte. En lenta comitiva recorrieron caminos llenos de barro, atravesaron campos escarchados, buscando un nuevo oasis donde parar los carromatos.

Una tarde roja de agosto, a la hora de la siesta, mientras los hombres bostezaban debajo las higueras , las mujeres trenzaban cestas de juncos vigilando a los chiquillos, que se remojaban en una charca de agua amarilla.  
Fué un golpe seco de hedor maligno el que empujó una carreta,  y se fue deslizando ladera abajo, sin que nadie viese u oyese nada. Como una cuchilla, la rueda derecha le arrancó la pierna. 
El agua amarilla se volvió magenta, y los rizos rubios del niño esparcidos en la arena parecían llamaradas naranjas y rojas, el único grito de auxilio, porque Bogdan cayó fulminado, inconsciente, pálido y helado, como se ponen fríos los muertos.
Otra vez, de nuevo el amor de los ajenos, los cuidados de todas esas madres buenas,  con ungüentos  y pócimas, con sortilegios y hierbas, hicieron cicatrizar el muñón de la pierna. Esta vez las cicatrices escribieron con claridad una única palabra: “Esperanza”.

Bogdan aprendió a saltar sólo con la pierna izquierda, a correr a cien por hora con dos muletas que le hicieron de la misma madera con la que, antes de que él naciera, su padre forjó su cuna.

Siguieron en procesión, buscando acomodo en el mundo,  meses y meses, tantos meses que fueron años, y un día llegaron a orillas de un mar templado, ” mar en medio de las tierras” al que llamaban Medi – Terraneo.
Y el verde de sus fondos, llenos de algas, sirenas y corales blancos, se vio en los ojos verdes de aquel gitano. Se quedó allí para siempre, supo que junto a las olas esmeraldas tendría acomodo. Encontró su misión, el motivo por el que Dios lo había dado.

Él, que lo había perdido todo, sabía que tenía tanto… Y a partir de ese mismo día, en cuanto las últimas estrellas dan el esquinazo,  Bogdan ofrece pequeños pañuelos, papelitos blancos, para que puedan enjugar  sus penas los viajeros que por las mañanas llegan a ver el mar, atravesando la montaña, que tiene un nombre tan parecido al suyo: “Tibi-dabo”.
Bogdan, el gitano rubio, saluda los buenos días en el semáforo, con la sonrisa de unos ojos verdes que siempre saben dar las gracias, aunque no haya monedas, le basta con recibir el reconocimiento en la mirada.

Nos lo ha dado Dios, lo sé cada mañana.



P.D. No sé su nombre, no hace falta.
         Lo saludo cada mañana.
         Con sus dos muletas, a trompicones entre los coches, 
         nos ofrece el paquete de pañuelos, 
         siempre con una sonrisa, cada día con un "gracias" en los labios, 
         Con euro o sin él.
         Un día le avisé que venían los urbanos, y desde ése día somos más amigos.
         Algunos lunes me acepta un trozo de pastel.
         Él cada día me hace un regalo, el primer buenos 
         días que recibo al entrar en la ciudad, y que se me quite de cuajo cualquier pensamiento
         negro, de esos que a veces entran por chuminadas .

viernes, 14 de febrero de 2014

del Amor Hermoso








Hoy hace años nos nació una hija.

La primera.
Única como cada uno de ellos.
Pionera intentando adiestrarnos en el arte de ser padres.


Llegó al mundo redondita y sonrosada, sin despeinarse. 
Y así siguió levantándose cada mañana, serena, dorada, con la dulzura tierna de sus mofletes besables.


A los 18 meses ya tenía una madurez sabia, conocía más de 100 vocablos y enlazaba frases enteras, pero es mujer de pocas palabras.

Siguió abriendo caminos en la selva de la familia: el primer colegio, la primera adolescencia, la primera boda, la primera abuelidad.

Con su mirada juiciosa intenta esconder la picardía de un sentido del humor brillante.

Debajo de su seriedad, seguridad y aplomo, sigue bullendo una creatividad que me intriga.
Y que uno de estos días-años, brotará como el rumor de las fuentes, sin demasiado estruendo, con la fuerza mansa con la que ella suele hacer las cosas.

¡Felicidades, Poto!


jueves, 6 de febrero de 2014

Máxima


Apenas lo conozco, tiene pintas de ser un cura algo despistado.
Su feligresía es rabiosamente joven y tiene una " gracia" especial con los cartelitos .
Siempre me sorprenden las asociaciones de imagen y palabra con los que anima a rezar, a pedir perdón, a "apuntarse" a la Catequesis de Confirmación. 

Ayer no había imágenes sugerentes en el cartelito.

Sólo palabras.

Palabras con tanta luz, que nada más hacía falta.

Quien aprende a vivirlas, ha encontrado la Felicidad.




                                     
                                        

viernes, 31 de enero de 2014

PostAmenaza



Casi me sé el anuncio de memoria.
Lo que son las rutinas. Cada día la misma cuña en la radio, a la misma hora, y casi diría que en la misma curva de regreso a casa.
El libro parece interesante, y creo que en casi todo les daría la razón a los autores.Es un libro sobre madres. Y me encanta la definición que hacen de la especie:

      " Esos seres fascinantes que en cuanto se convierten en madres, reciben clases secretas para 
         hacer las misteriosas cosas que hacen".

Cuesta mucho convencer a los hijos de que, les guste o no, somos seres fascinantes, y que, les guste o no, las madres casi siempre tenemos razón.
Se ponen tan contumaces y tozudos, que incluso nos vemos constreñidas a utilizar la amenaza para que acepten esta realidad. Pero ya se sabe, que la letra con sangre entra. Y si hay que publicar un post para que entiendan, pues las madres nos armamos de valor, y a escribir se ha dicho.

Todo empezó por no querer reconocer que por muy modernos que seamos, los humanos seguimos siendo vulnerables y nos afecta, como a tantas generaciones y generaciones de hombres y mujeres, ellos y ellas, algo tan antiguo y pasado de moda como es "el frío".

Ah, pero no.
A ella no.

No daré pistas. Sólo dejaré caer que es mujer, su nombre empieza por "G"...y ahora vive muy cerca de una península que tiene nombre de una profesión que consiste en trabajar la tierra con arado, y también puede ser una raza de perro... , en una ciudad cuyo símbolo es una manzana. No puedo decir más.

Pues a lo que íbamos. Ella, mediterranea, se ha empecinado en patinar sobre el hielo con manoletinas y medias de cristal, y le suena a refajo de abuela si le mencionao "gorro" o "guantes".
Como madre responsable, le he repetido que los pies son fundamentales, que llevándolos bien abrigaditos, no se pasa frío, y que por la cabeza se nos va el 70% del calor corporal, y que las manos son muy sensibles, etc etc.
No hay manera. Que lo del frío es de viejas, y parece que las generaciones nuevas ya llevan de serie anticongelante en las venas.

Pero...¿cómo explicarlo? Es que es tan evidente que las madres tenemos razón, cuesta tanto dar los porqués de lo obvio...Al final, la naturaleza, que es más madrastra que madre, le ha puesto las cosas claras, y "ella" me ha guasapeado unas foticos preguntando que qué era eso, que si se le pasaría con un poquito de Mustela.
Pues no, querida mía, hermosura de mis entretelas,  que eso que te ha salido, y que me duele con solo mirarlo, son los anticuadísimos "sabañones", de los que salen con el frío de toda la vida, a las mocitas que no se abrigan, reinamoradelamorería.
Y como ella erre que erre, digna hija de su madre, no se baja del burro con tanta facilidad, he tenido que amenazarla con hacer público el afaire, y si no me promete desde hoy mismo abrigarse como es debido,dejando constancia gráfica del evento, tendré que tirar de la manta(qué frrrío), para que que todo el mundo se entere: Que sí señores,  que es posible, que aún existen los sabañones.



martes, 28 de enero de 2014

3 flashes,1 fin de semana






Gran Vía. Antonio López




FLASH!               
Esperar es paladear la ilusión del encuentro.
Llegamos unas horas antes que ellos, para comprobar que todo estaba a punto.
La temperatura de invierno, el sol en su sitio, los madrileños con la sonrisa puesta.
Y mientras recorríamos las calles para terminar las dos o tres gestiones que nos servían de excusa para la escapada, no dejábamos de hablar de ellos, nuestros "pequeños", y ya mirábamos todos los detalles desde sus ojos.
Nos citamos a la salida del metro y me coloqué estratégicamente, acaparando todas las posibilidades, para no perderme ni un instante de poder verlos.
Ahí estaban: "Fumanchú", con barba y la melena en coleta desgarbada, y los rizos en cascada de la benjamina, disimulados bajo la boina azul de lana.
                              

FLASH!              
Acostumbrados a funcionar en manada de ocho y más, convivir sólo los cuatro fue novedad, una agilidad inusitada en los preparativos, pero con suficiente quorum para desplegarnos por afinidades:
Tu al Retiro, yo al Thyssen. Tu al futbol, yo de tiendas.
De dos en dos, parejas intercambiables, adaptándonos según el plan.
Y en cada uno de estos dúos, de nuevo la riqueza de las distintas visiones y gustos:
Tú los paisajes, yo los retratos.
Tú lo más romántico, yo lo más clásico.
Pespunteando las horas, paseamos los cuatro juntos, pateamos Madrid hasta agotarnos.
Con su juerga continua, las pullas de la chinchorrería fraterna y los mimos infantiles que aún os damos, y que recibís con naturalidad, se nos pasaron los días como si fuesen minutos, qué corto se ha quedado.              
            

FLASH!             
Ha sido un poco como en los exámenes.Cuando los temas se llevan bien preparados, al entregar los folios, se acuerda uno de todo lo que "me he dejado".
Cuánto nos ha quedado por ver.
De lo "cool" a lo castizo, desde Embassy hasta el Rastro… y ha sido tan rápido, apenas rozar la superficie de esa ciudad que bulle debajo de los típicos tópicos para turistas como nosotros.
Y porque puedo prometer , prometo, que habrá más. Nos hemos quedado con ganas de madrilear otro fin de semana.
Al abrazaros en la despedida, otra vez en la boca del metro, nos dimos cuenta de cuánto os queremos. De lo suertudos que somos por disfrutaros.
Fuimos en silencio hacia Atocha, así se nos pasaba el lagrimeo del alma,  y nos dimos cuenta que también “nos la hemos dejado”, ¡que tampoco os la hemos presentado...!





El Rastro, con Fumanchú en primer plano.

jueves, 16 de enero de 2014

Filosofía Charcutera





Feisbukeando he encontrado esta perla:

"Llega un momento en la vida en el que te sientes como si ya le hubieras dado la vuelta al jamón".

Qué exactitud y precisión en la descripción del momento. 

Ahora queda la contramaza.
Tal vez sea más dura y difícil de lidiar, pero ya hemos aprendido a blandir el cuchillo.

viernes, 10 de enero de 2014

Postureo (I)








Después de Navidad es cuando más los echo de menos. 
Se hace patente la no presencia de "mis polluelos". Eso no significa ausencia triste, porque nos alegra que hayan crecido, y que con la aventura de sus vidas adultas nos acerquen a otros mundos.

Es solamente un cosquilleo incómodo en la entrada del alma, un dolorcillo en el área de los amores, como ronroneo gris que se queda enganchado entre sus carcajadas, esa alegría suya de jarana continua, que es fuente de la eterna juventud. Cuando están por casa, las horas son una juerga educadora que me introduce en un presente que ya no alcanzo por mis propias fuerzas y siempre renuevan mi repertorio con tontadas desconocidas, perspectivas y vistas distintas de la misma realidad que ven mis ojos.
Uno de los aprendizajes novedosos de estos días ha sido un concepto fundamental: el postureo. Tiene múltiples acepciones o matices, y el miércoles pasado, en mi día Born, "Miss G"  me enseñó con un ejemplo práctico que también las madres somos víctimas del postureo. 

Siempre que salgo a solas con cada uno de ellos, me gusta comprarles un dulce, como cuando eran mas pequeños, y había un cacaolat con croisant al salir del pediatra, o un helado después del dentista. Sigo con la costumbre, y ellos tampoco le hacen asco a esa caricia infantil. Llevé a mi niña neoyorkina a la pastelería más "hipster"* de Barcelona, con la intención perversa de mostrarle que también aquí somos "cool"...y que no se me quede enganchada en la punta de ningún rascacielos por muy americanos que sean.  Eligió una obra de arte en chocolate, una miniatura minimalista envuelta en una parafernalia de exquisitez que intentaba justificar el precio. Al salir, con el paquetito en la mano, "Miss G" exclamó: "¡Mami, esto es POSTUREO MÁXIMO!".
Y tenía razón.
Porque lo del postureo no es un concepto nuevo. Es lo de siempre con un nuevo traje: antes se llamó apariencias, fachada, falsedad, hipocresía, pose, simulación...mentira...con ése añadido que le da el punto agridulce: la vanidad.



El postureo incendia las redes sociales, como antes prendía en otros mentideros. Los casinos de las burguesías provincianas, el Teatro Real o el Liceo, los corrillos a la salida de Misa o los grupitos de madres a entrada del colegio, el baño de señoras, o el bar de los caballeros, que a todos nos afecta esto del postureo.
A mi me gusta el verbo. Tiene una plasticidad renovada, hace más llevadero el rostro horrible de la mentira, lo antipático de ser fariseos.
Aunque tenga que aceptar que yo...también postureo...




*"Hipster": Ahora se llama así a ser moderno...