Lo que parecía imposible, una broma de mal gusto.... again. Otra vez sin calentador, y van...ni lo se.
Saludo al técnico como se saluda a un viejo amigo:
-¿Qué tal la mujer y los niños, se solucionó ya lo de tu suegra?
-Bien, bien...Caramba, cómo ha florecido el camelio, la próxima vez le traigo unos esquejes de geranio, señora.
-Gracias, hombre, muchas gracias.
Ahora es una pieza nueva, otro tipo de lesión calderil. No se lo explica...pero otra vez a pasar frío.
La pieza de marras hay que pedirla a China, aunque se fabrica aquí mismito, y hay que ver si allí queda en stock, o hay que dirigirse a Taiwan para que la pidan a Granollers, y le envíen vía Berlín.
Tecnología punta para víctimas de la globalización.
Menos mal que ya somos expertos en el sistema "ollas de agua caliente". Nos pueden contratar para cualquier película del oeste, somos especialista en ducha con cacito, o en responder con presteza al clásico"¡pronto, agua caliente!" cuando se presenta algún parto imprevisto ... Tenemos un manejo y precisión envidiables, es la sabiduría de la constancia, la oportunidad que brinda la vida al repetir tantas veces esta experiencia.
Todo tiene su parte positiva: Se ha reducido drásticamente el tiempo invertido en el cuarto de baño: ha bajado el nivel de peleas, ruidos de puertas aporreadas al ritmo "llevas-más-demedia-hora-que abras -ya", y se nos ha puesto a todos un cutis crionizado que nos quita cinco años de encima.
Y además se produce un curioso fenómeno de reagrupación familiar entorno a la solitaria estufa que habría que estudiar como método de terapia.
Cuánto se aprende cuando faltan esos placeres cotidianos, a los que estamos tan acostumbrados que ni los valoramos. ¡Que amable es el agua caliente!