martes, 12 de junio de 2012

Perico





Han pintado la plaza con geranios rosas, intensos, casi magenta.
De fondo musical, una trompeta resopla sin canciones, son sólo notas que llegan como el humo, más presentidas que reales, con el murmullo de la gente,  pisadas que se acercan y pasan mientras escribo en esta sombra tan fresca, que sube desde el verdor de los jardines, la misma que debían respirar los reyes y toda la corte esperando el veraneo en Aranjuez o La Granja.

Esta ciudad tiene una vida íntima y "chulita", con las señoras más señoras y de mayor concentración aristocrática, y putas, y guiris, y hombres con gomina de punta en blanco, y sudacas ofertando el mejor precio para el oro, y a unos metros de mi banco,  dos mujeres mucho más orientales que la plaza, ofreciendo masajes para los pies del turista caminante.

Madrid. Con caras de desconocidos tan conocidas, que nunca sé quien son, pero que habré visto en la tele o alguna revista.

La plaza de Oriente es un descanso en este sábado de paseos individuales e intransferibles.
Y  una cancion de infancia, la que  que cantaban los chiripitiflaúticos:
             
                                       " Perico, Perico eres un gran borrico.."

Justo esa canción. Como al burrito, me saludan las estatuas dejando la rigidez de piedra, devolviéndo  la imaginación a  aquella tele en blanco y negro, y a otros "madriles" de otros tiempo, llenos de cuadros y músicas, que descubría por primera vez.

10 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Me espera esa ciudad dentro de dos semanas, me apetece muchísimo, más con tu anticipo. Besos

dolega dijo...

Precioso, si señor.
Y los Madriles de antaño eran también muy bellos
Saludos

Mariapi dijo...

Ana, se rendirá ante ti. Cada vez que la visito me sorprende. Ya contarás. Un besico, y gracias.

Mariapi dijo...

Sí, eran igualmente bellos, pero "la capi" en mis últimas visitas me ha parecido especialmente hermosa, renovada.
Claro, que "la primera vez" guarda una magia especial. Tenía 16 años, y a esa edad las emociones son ruidosas.

Gracias por pasarte y comentar. Tienes un blog muy interesante.

Pablo dijo...

Como otras grandes escritoras, el relato es totalmente autobiográfico: esos días por Madrid con tu adolescente-juventud a cuestas. ¿ya volaba tu imaginación entonces? Quizá más que ahora ¿o estabas embalsando recuerdos para "soltar el agua" ahora?

Marta piesdescalzos dijo...

¡que bueno el bocadillo de calamares de la plaza mayor...!me gusta Madrid, pero necesito el mar.

Mariapi dijo...

oisss, Pablo, eso de "como otras grandes escritoras"...¿me lo tomo con ironía doubleface?
creo que la imaginación la tengo de serie algo alterada, sí...Mil gracias, y un abrazo.

Mariapi dijo...

Claro, Marta, con eso de que vaya vaya, en madrid no hay playa, hacen los calamares de rechupete, para compensar...Un besico, y gracias.

R. dijo...

Me interesa la piel y todo lo que en ella se pueda leer; arrugas,cicatrices y lunares por igual, pero, si hay algo que me apasiona de verdad eso, son las expresiones.Considero que nos hacen más humanos aún.
Hace unos días,en una de esas charlas nocturnas a las tantas que siempre surgen en un Colegio Mayor, sobre todo en época exámenes acabamos hablando de matermanías, de ti.
Me emocioné al ver cómo se le erizaba la piel,cómo sonreía con lo bien y bonito que escribes, al repetir en voz alta las frases que más le llegaban.
No se trata de subjetividad, sino del don que posees.
Resultó que mi amiga Judit, es hija de Mercé Escudé, de la cual fuiste tutora el año pasado.
Será 'casualidad', será que está todo escrito.
Mercé habla maravillas de ti. Como todos los que te conocen, aunque sea sólo un poquito.
No dejes NUNCA de escribir.
Un beso muy fuerte

Mariapi dijo...

Ay,
querida R. No me digas esas cosas...

Recuerdo con muchísimo cariño a Merce, una magnífica alumna...seguro que de tal palo, Judit será igual.

Y gracias por los ánimoa...ahora mismo tengo serias tentaciones de cerrar "el chiringuito", no sé si a alguien le puede interesar...Bueno, con tus ánimos, hoy escribiré algo.
Mil gracias, un besote.