jueves, 3 de enero de 2013

Escaramujos








El primer día ha tenido una madrugada a trompicones, con el sueño cosido a punto flojo. El dormir de las madres se salta todas las fases REM y NREM. Sólo hay vigilia, atenta somnolencia esperando el regreso de cada uno. Se han apagado las luces casi con el alba, y hoy la soledad del desayuno ha sido larga. 
La cucharilla dando vueltas en el café con leche sonaba a campanadas. Tan quieta y dramática se ha puesto mi cocina que me he concentrado en la ventana: Un jardín pajizo, con sfumatto de niebla. El frío aún no ha secado del todo las hojas y no hemos podado los rosales, que se desgañitan en ramas largas y desordenadas, buscando un sol que no llegará hasta la primavera.

También para ellos es tiempo de frutos. 

También ellos parecen cansados. 

Y sin embargo... es tiempo de frutos.Brillantes, pintados en bermellón anaranjado y chillón. Entre el gris de la niebla y las ramas muertas brillan como estrellas diurnas, dado luz al invierno. A pesar del colorido son frutos secos, con sobriedad decorativa, no necesitan hojarasca para adornar un rincón aburrido.

Son letreros luminosos, señales para entender que la alegría no es sólo cosa de jóvenes, que los años y esa amiga con cara de suegra, "la experiencia", tienen también otras risas. A lo mejor menos chispeantes, menos escandalosas, pero más seguras, como la redondez coloreada del fruto del rosal.

Esta mañana de estreno, entre los escaramujos había un regalo: Una romántica rosa rosa, tierna, tímida y solitaria, con pintas de quinceañera. Mientras todos dormían ella solita se desperezaba en el jardín.

Ha sido un placer para el primer día del año, una promesa de ternuras.
Una rosa a destiempo.
Sorprendente incoherencia como presagio, un esbozo de la belleza en los contrastes, una llamada para rebuscar entre lo que parece monotonía impuesta. 
La flor y los frutos, revueltos, como estos días con los nuestros. 



5 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Buen auguro esa rosa solitaria, como tu café. Gracias por ese café campanillero, que, sin saber, compartíamos. Otro día te mando un wassap, para tomarlo al unísino. Besos besos (en el castillo hay muchas rosas, será que el frío de aquí les sienta mejor)

lolo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
lolo dijo...

Eres buena, Mariapi. Y bella también. Te intuyo verdadera. Gracias por dejarme mirar esa rosa que me recuerda a la del Principito, no sé.

Mariapi dijo...

Acudiremos al guasap, compañera madrugadora. Seguramente las rosas de tu jardín están mejor cuidadas. En jardinería tenemos un estilo"libertad salvaje", y creo que los rosales necesitan un poco de disciplina.
Un besote, y gracias por la compañía, con café con leche incluido.

Mariapi dijo...

Lo mejor de estas rosas de invierno es que están hermosas durante mucho más tiempo, ralentizadas...tambien ellas son "maduras", y saben apreciar los días. Gracias por tu comprensión, Lolo.