lunes, 13 de mayo de 2013

Los jirones de la Historia (I)





Está al final de la calle del Ave María, una callejuela del Call, tan corta como la jaculatoria de su nombre. En sus escaparates amplios se apretujan cientos de objetos al tun-tun, pero armoniosamente dormidos. El rótulo pintado en el cristal compone un "buen maridaje", como dicen ahora, con el verde jaguar de los marcos y porticones: "Heritage". Un hermoso anglicismo para definir su contenido.

Entro de vez en cuando, menos de lo que me apetecería. Como sólo curioseo, me contengo. El dueño ya me conoce de tanto verme, y no quiero hacerme pesada. Alguna vez he comprado alguna fruslería: un bolso de mano de los años sesenta, botones de azabache, un pasador de nacar para el pelo...
Conozco cada rincón del expositor y hace unas semanas me sorprendió la novedad: Un abecedario bordado, colocado de un modo tan insinuante, que desparramaba toda su historia a través de pliegues y dobleces, intrigando a cualquier imaginacion que se precie, con ese "sí pero no", dejando entrever,  más que mostrando, esos trocitos desgarrados del tejido de una vida anónima  aunque tenga nombre y apellidos.

       Colegio de Ntra. Señora de......
       Alcañiz 188---
       Dolores Paricio.


Toda una posibilidad de novela contenida en los hilos entremezclados y delicadamente pespunteados en el cañamazo de lino.
Dolores Paricio, la firmante del bordado.
¿Cual fue su historia, el trocito de tiempo que protagonizó su vida?


…Pudo ser la hija única de una heroína de la guerra de Independencia, (que por estas Cataluñas modernas llaman "la guerra del francés", todo sea por diferenciarse y no reconocer las uniones de la historia) que llegó a Barcelona buscando  las oportunidades  con salitre y aires de modernidad que no encontraba en aquel Alcañiz polvoriento. La percibo con bucles trigueños, redondeada en sus formas pequeñas, bordando letras por obligación en el colegio de monjas, en adolescencia enfurruñada,  mientras soñaba junto a la ventana que dejaba ver las viñas y el Castillo de los Calatravos...


...Pudo ser una aragonesa con ojos negros y voz de jota, de familia con hacienda, que hizo infelices bodas con algún viudo acaudalado, al que nunca llego a amar como al Ramón, un pastor pelirojo que la besó por primera vez en primavera, a orillas del Guadalope...


...Pudo ser una huérfana que perdió a sus padres en el asedio de los carlistas, y que al finalizar el internado en el convento de Alcañiz, se despidió de la Virgen de los Pueyos, y fue recogida por sus tíos maternos, instalados en Barcelona. Allí, en aquella ciudad que desperezaba al modernismo, extendiéndose por el ensanche,  vivió amores y aventuras. Entre estas mismas calles que hoy me cautivan, ella descubrió los tejemanejes de la vida, en un palco del Liceo...


...Pudo ser una tímida alcañizana de tez de plata, que a pesar de su físico menudo gobernó la hacienda que en herencia le dejó el Emilio, al dejarla viuda y con un hijo en camino, y que mimado y consentido, dilapidó por el París de las Francias y los burdeles del puerto de Barcelona aquellos  duros que con tanto ahínco se habían juntado, teniendo que empeñar hasta el ajuar de novia que había bordado su madre.


Los objetos aprisionan historias reales más novelescas que las imaginadas por la literatura. 
Las mejores y mas complicadas tramas que he leído, han sido las encontradas entre los legajos de pleitos por repartición de herencias,  o la documentación para una compraventa, entre las aburridas paredes de un despacho de abogados. 
Porque los cuentos y las novelas no son otra cosa que el reflejo opaco del esplendor de cualquier vida, por anodina que parezca. 

Cuando me paro ante el cristal del anticuario o acaricio el pasado en los tenderetes de los brocantes y chamarileros, siento la misma emoción que cuando revolvía por el añorado granero, en el que aún quedaban sillas, cartas, juguetes y sombreros con el ADN de mis antepasados. 
Lo mejor de esos mensajes es que no nos llegan enteros, que hay que completarlos con la imaginación , que hay que ponerles color si se quedaron en blanco y negro.

Son los jirones de la Historia, la de cada uno, la que realmente debería escribirse con mayúsculas.



6 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Yo también suelo trazar historias con los objetos Vintage. Porque lo más bonito es imaginarlos en su ambiente, con las personas que los crearon, que los llevaron encima, que los perdieron, que los dejaron abandonados después de su uso para que otros los gozáramos después. De nuestra generación sólo quedarán despojos inservibles, nada se fabrica con el amor de antes, qué triste.
Un beso, gracias por tu fantástico relato.

sunsi dijo...

Cómo vuelves, Mariapi. Es que no sé si puedo decir algo después de leer tu post, con esa forma que tienes de escribir que parece que acaricias las palabras ... o las desmenuzas con mimo...

La literatura -la ficción- no supera la realidad. Nunca puede ser más rica. Cuatro historias posibles tras observar un pañito bordado.
Felicidades por dos, Mater. Por tu buena literatura y TU CUMPLEAÑOS...

"Que liiinda está la mañaaaana en que vengo a saludarteee/ venimos todos con guuusto y placer a felicitarteee...":-)))

Tantos besos como años cumples, querida Mariapi

Mariapi dijo...

Ana, creo que además de los montones de basura que dejaremos con esa manía tan contemporanea de acumular cosas de usar y tirar, dejaremos algunos jirones interesantes, como esas piezas primorosas que coses con tus manos...Besos y gracias mil.

Mariapi dijo...

MUCHAS GRACIAS !!!

Cumplir años empieza a parecerme un privilegio, cada día valoro más el tiempo regalado para ir haciendo la propia historia.
Mil gracias, Sunsi.

mOnTy @holasomos7 dijo...

Después de leerte ahí van deliciosos y Dulces tirones de oreja, Mariapi!

Mariapi dijo...

Muchisimas gracias, Monty, que alegría verte. Besos.