lunes, 25 de enero de 2010

Alas


En una homilía dominical escuché unas palabras que han influido en mi vida cotidiana y que procuro recordar a menudo: "En el amor y el saber, si dices basta estás perdido". Este estribillo me ha descubierto que hasta en lo más insignificante o lo más prosaico hay algo que aprender, siempre podemos estar descubriendo cosas nuevas. 

Ayer, mientras cosía para Miss G., me acompañaba como siempre la radio. Esta vez sin "sonotone".  Con voz de seriedad científica se informaba de un problema crucial, capaz de hundir al género humano, en concreto al sector femenino, en la más desastrosa catástrofe si no se ponen los medios adecuados: "Las alas de murciélago". 

Subí el volumen. Cuando en verano cenamos en el porche, los murciélagos nos acompañan, se dan su festín particular. Les estoy agradecida, creo que nos libran de un buen número de mosquitos tigre, y dan un toque tipo "Crepúsculo" a la ensalada.

Pero el problema "Alas de Murgiélago" tiene otras zoologías: El enigma es mucho más complicado, y puede arruinar la felicidad de cualquier mujer que sufra sus devastadores efectos. Como muy bien explica el experto científico.
Es  frustrante no poder desperezarse en la playa con total seguridad, tiñe de tristeza cualquier vida el hecho de no poder indicar levantando el brazo "mira un pajarico", porque sufrimos ese mal desconocido: Alas de Murciélago. 

Osea: Los efectos de la gravedad en las chichicas  de los brazos.

La operación reconstructora son tres mil leuros del ala... Yo con eso me voy volando a Niuyorc.


Eso sí, me pongo una decorosa media manga.


1 comentario:

Pablo dijo...

Alas de murciélago, ubres bovinas, culo de mandril, patas de gallo... no es una pócima misteriosa. Hombre de mediana edad, si tu mujer no reúne ninguna de estas características... preocúpate, es posible que tenga 15 años (físicos o mentales)