martes, 11 de septiembre de 2012

Sobripaellada



Aún hace tanto calor... Hoy oficiosamente es el último día del verano,  mañana se llenarán otra vez las calles de niños enmochilados y madres al volante.
Pero aún quedan temperaturas agosteñas y moreneces requemando la piel.



Hoy, precisamente hoy.
Cuando algunos quieren hacer de lo que separa una fiesta, y se lanzan hacia una orgía reivindicativa que a mí me recuerda tanto  esa escena en la que la madrastra de Blancanieves le dice al espejo eso de "Espejito, espejito mágico, dime que soy yo la más bella del reino...".

Sí precisamente hoy, celebro y reivindico una fiesta "unitiva", con el único propósito de comprobar que nos hace felices buscar puntos comunes y compartir lo que tenemos.
Aunque sólo será una paella "a lo pobre", y de postre sandía. Cocacola para los pequeños, y un lambrusco bien frío para los mayores.

Será una celebración de bajísimo perfil, sin resonancias mediáticas.  Sólo se oirán los gritos de los niños jugando, las risas y las conversaciones-controversias de los mayores con el café, sobre educación, sobre política, sobre las mil y una tonterías del día a día.

No saldremos en ninguna portada, será una acción reivindicativa de lo más ineficaz...pero sólo en apariencia. Fomentar lo que une, empeñarse en sembrar la visión que resalta lo bueno de estar juntos puede parecer inútil, pero estoy convencida de que aunque nada en el presente ni en el futuro más inmediato cambie con mi sobripaellada, la eternidad es un tiempo muy largo.








8 comentarios:

Pablo dijo...

Valiente, valiente... Siento haberme perdido la sobripeallada, pero gracias a Dios de vez en cuando disfruto de alguna de ellas...

Ana, princesa del guisante dijo...

Como a mí me repatean las diferencias provocadas suelo pasar el día de hoy en Zaragoza, que es laborable, y renuevo pijamas y lo que se tercie. Y el menú de diario con mi padre nos ha sabido a todos a gloria. Bendito sea. (nos debemos una cita, pero ando sin calendario :-()

Mariapi dijo...

No creo que sea valentía. Como "alguien" profetizó este verano, me falta medio milímetro para perder la perola, y decir lo que pienso sin problemas...Además es que me fascinan las causas perdidas, nadar contracorriente.
Y estoy convencida de que merece la pena apostar por unir, aunque sea siempre mucho más difícil que azuzar para el victimismo y la secesión, en lo social y en lo familiar. Siempre es lo mismo.
Gracias, pablo, somos nosotros los que disfrutamos tu compañía en los encuentros gastronómicofestivos.

Mariapi dijo...

Buen sitio Zaragoza. Mira, allí otra catalan como tu derrochó valentía, curiosamente defendiendo España...Y esa cita no puede quedar olvidada, seguro que queda un hueco en tu calendario...Bss

lolo dijo...

Me gusta el dibujito, que en la fiesta "unitiva" se comparta paella y sandía, sin más pretensiones que las mínimas, me gusta que todos los que comen tengan en común y sepan compartirlo, me gusta, en fin, que como el tiempo es largo y la eternidad es eterna, no tengamos prisa.

Marta piesdescalzos dijo...

Hola Mater :)
Nunca me ha gustado restar ni dividir; últimamente me siento como un pescado escalando un 8mil. Mi casa es también mi refugio con mucha familia, con mucha!
Suma Besos!!!

Mariapi dijo...

Lolo, el no tener prisa es un regalo de los años. Curiosamente acerca a lo concreto, ayuda a dar importancia a lo que a primera vista es intranscendente, porque se descubre su trascendencia eterna.
Gracias mil.

Mariapi dijo...

Marta, comparto esa sensación de besugo escalando el Himalaya...pero no me negarás que es estimulante, masaje de juventud sin igual...Además, de vez en cuando compruebo que no es una circunstancia solitaria, somos legión de besugos escaladores...pero es que no hacemos ruido.
Mi casa es un refugio, pero no en sentido de escondite o protección, es el punto de ignición desde donde intento conformar otro punto de vista de la realidad, solidario, unitivo, donde se aprenda a saborear la felicidad que lleva consigo unir y cooperar salvando diferencias, o precisamente a través de ellas.
Besos y gracias Marta.