Aunque delante lleve muy clarito un artículo en masculino,"rosal" es mujer.
El tacto dulce de los pétalos y los colores apasionados de las rosas incluso vestidas de blanco, las espinas gordas, que arañan como el despecho de la amada, y esos pinchitos pequeños, escondidos detrás de las hojas, azuzando de forma invisible, chinchando a la callada...todo muy femenino.
El hombretón de nuestro jardín es el magnolio. Siempre vestido de oscuro liso.
Con la luz ocre de la mañana le relampaguean las hojas “double-face”. Como las manos de un hombre son duras, rasposas, pero amplias para la caricia generosa.
Ha crecido junto a la valla, ansioso de libertad, con el mismo “estirón” que suelen dar ellos, que los deja desgarbados hasta que empiezan a dar algún paso al derecho.
Y cuando se luce y florece, su estilo es muy de hombre. A lo grande y muy pocas veces, con flores blancas gigantes, nacidas sólo para fardar, para gallear dos días y después, si te he visto no me acuerdo. Eso sí, dejan las noches acicaladas con perfume de verano al limón.
16 comentarios:
Ahora entiendo mi atracción hacia el magnolio!!!
Cada día me sorprendes Mater (y no te pongas roja); esa capacidad de transformar lo cotidiano en belleza y trascendencia sin rimbombancia. Hay que hacer algo con tus escritos...no se pueden quedar en un mundo virtual. Huelen a rosas y papel...
Pensaremos. Besos!
Si es que donde este el sexo...
Lolo
¡Coincido con la admiración de pies descalzos, querida Mariapi! Me ha encantado esa contraposición entre el rosal y el magnolio, como masculino y femenino...pero el perfume de las flores de este último al abrirse, aunque suene cursi...¡me embriaga!
Gracias por estas pinceladas maravillosas de belleza, amiga.
Como siempre, gozas de mi total entusiasmo al leerte...
Un beso
Pies descalzos... tenemos que montar una plataforma: libro ya!!!!
Muy bonito, y muy bien descrita la fugacidad: el instante de belleza que hay que saber guardar dentro.
Gracias, pies descalzos...¿Marta?
Qué maravilla...un perfume que huela a rosas frescas...eso sí, que si no, me huelen a "vieja pelleja"...combinado con el olor de papel entintado...¡uhmmm! ¡El nuevo perfume blogueroooo!.
¿Has olido alguna vez esas velas de "Cire Trudón", que tienen nombres como "ropa limpia""muro de un monasterio", "mercado de flores en la India"...? Cuando quieras, quedamos y te enseño un sitio donde hacer una cata de olores...Un abrazo.
Es verdad, Lolo...he puesto lo de "género", porque titular "El jardín del sexo" me ha parecido amarillismo, sensacionalismo...pero es mucho más veraz y completo.
Este magnolio es perezosillo. Ahora tiene una sola flor a puntito de reventar. Estás invitada a disfrutarla...coincido contigo, es un aroma maravilloso...y en serio, lo encuentro varonil. Mil gracias, un besico, Asun.
Pablo, nada me gustaría más...pero no creo que...Un besoncio.
Gracias, Modestino, siempre tan amable. Una flor de magnolio no, que son gigantes, pero cuando vuelva a florecer un camelo chiquitico, te reservo una camelia para el ojal, como corresponde a semejante caballero. Gracias.
Aprovecha ahora para hacer estas entradas, antes de que alguien te pueda acusar de no se sabe qué...
Menos mal que la descripción de la rosa femenina la haces tú. Sensacional.
Mater, es mi árbol favorito. Qué curioso que él, tan fuerte, haga unas flores, ellas, tan exquisitas, perfumadas y delicadas. La naturaleza es realmente sabia. Besos
Cómo te has saltado la gramática, Mater. Aunque solo un poco...que el rosal es rosas...muchas rosas. Delicadas incluso para cortarlas...
Gracias por los aromas, Mariapi.
Pablo, me despacharé ahora, porque espero que como mínimo respeten la irretroactividad de la ley...espero...
Lo femenino, es que llevo muchos años conciéndome. Un beso gordo.
Claro, Ana. Ellos tienen flores así, gigantescas, delicadas, olorosas, y más bien escasas, pero sólo una merece la pena¿ a que sí?
Un besico
¡Ay, ya sabía yo que algo fallaba! gracias, filóloga. Un beso.
Publicar un comentario