martes, 27 de noviembre de 2012

Crónica a otro "tempo"



"Slow food" 


Minuto a minuto, parece que todos necesitamos urgentemente el "ahora".
La inmediatez se ha convertido en una exigencia.
Todo YA. En constante rapidez

Del horno de la vida, el tuiterío sirve la intimidad sin reposo, no sea que el souffle se baje. A lo mejor porque es eso, sólo espuma batida, pura inconsistencia superficial.

Los días nos recetan mini dosis de aturdimiento, para distraer y adormecer las ansias de profundizar, de contemplar : Hay que evitar el silencio interior a toda costa. Hay que evitar cualquier tentación que nos detenga ante la verdad.

No soy consciente de que vivo en este tempo Molto Vivace hasta que no me frena otro paisaje.

Primero un parón en seco en una ciudad de segunda, en una provincia de cuarta. 

Había olvidado que hay tiempos sociales, que las calles se quedan desiertas a la hora de comer. Acostumbrada a una ciudad que no duerme ni descansa, me quedo sola en la plaza,  espectadora del concierto con sordina que llega desde interior de las casas, ruidos de platos y cubiertos, el telediario, rumor de conversaciones y risas. Aún existe un mundo en el que los niños comen todos los días en su casa.

El viaje me deja finalmente junto a las montañas. Las mías, las de siempre. Se han desnudado y dejan ver otra vez los pueblos en sus espaldas. 
Es un otoño más lento que otros. 
Las hayas aún agitan su melena roja, pavoneando las hojas entre hilachos de nieblas,  dulces como la nata.
Sorprende que los álamos aún tengan  lazos amarillos, sujetando la belleza de los troncos de seda, en geometría blanquinegra.
Quisiera beberme los colores, aprender el tempo en Adagio de este intermedio hacia el invierno. Con movimientos suaves y majestuosos, el viento tibio alegra los caminos, hace cantar a los escaramujos y las bayas del serbal. Intento memorizarlo todo, pero no recordaré tantos contrastes, la perfección de los detalles de este paseo.

Todo en el pueblo tiene una cadencia lenta. Rítmo pausado en quienes cruzan la calle, la panadera, el de la tienda que tiene de todo. Regalan conversaciones convencionales extensas, mil vueltas sobre la previsión del tiempo y las nevadas, y que cuántos días sin vernos.

Siguen sonando en adagio las risas con vino y amigos, y algo más lento el canto en la duermevela, contemplando el fuego con los ojos cerrados.

La lluvia cierra estos días, y me devuelve a lo de siempre, Andante ma non Tropo.


Leña con Arte
Los caminos





9 comentarios:

Pablo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Pablo dijo...

Estaba casi seguro, y esperando, una entrada fruto de esa "escapada" y no me ha defraudado. Aunque por "información privilegiada" descubra la ciudad de segunda, la provincia de cuarta y esas montañas con pueblos a sus espaldas. ¡Envidia! Llevo días pensando que tendrías que acercarte por aquí. Porque me parece que te gustarían muchos rincones de tempo adagio y otros en los que las manecillas se han parado hace muchos años. La oferta está servida, aunque no pueda ser como esas llamadas a cobro revertido (una primera versión de las "perdidas")Gracias.

Ana, princesa del guisante dijo...

Me apunto, me alisto, me afilio, me hago socia y ya.
Que ha sido una "de esas" tardes. Vivan los pueblos, y los caminos, y las montañas, y las amigas que escriben como los ángeles.
Me has alegrado el día, gracias :-)

Mariapi dijo...

Que tu sabes muuucho, Pablo.
Este año, que tiene alguna cifra redonda, de esas que hay que celebrar, me gustará mucho conocer ese tiempo detenido que me cuentas...acepto la llamada, perdida o a cobro revertido...(eso si que suena a otro tiempo¿verdad?)
Besos, y gracias mil

Mariapi dijo...

Eso si que me hace feliz, si te he alegrado aunque sea un ratito, Gracias a ti, Princesa.Bss

ana dijo...

De unos años hacia aquí ronda en mi cabeza la idea de la rapidez como error vital. Nos estamos dejando lo importante por el camino. Y aun siendo consciente... es muy difícil dar un giro completo a la situación. Pasar los veranos en mi pueblo siempre me recuerda eso esencial. Y procuro no olvidarlo en estos otros tiempos de carreras... en los que el éxito es una banalidad más.

Un abrazo.

lolo dijo...

La imagen del soufflé es preciosa, sin embargo. Menudo regalo de tus montañas y su tempo. Eres una "sortuda", lo sabes. Qué bien, Mariapi.
Contemplar desde aquí es a veces tan difícil...

Mariapi dijo...

La imagen de ser como esos "hamsters" corriendo dentro de una rueda que gira hacia ninguna parte, me viene muy a menudo cuando contemplo el estilo de vida que hemos construido entre todos en nuestras ciudades. A mi también me parece un error, y creo que depende un poco de todos y de cada uno que sea de otro modo. Gracias y un abrazo, Ana.

Mariapi dijo...

Lo sé, soy MUY "sortuda".Inmmerecidamente. Y además, tengo la intención de multiplicar esta suerte, y disfrutar más a menudo de este tiempo para contemplar...me encantaría compartirlo, en serio.