jueves, 10 de septiembre de 2015

Mercurio






Cuando se rompía el termómetro, mi madre hacía magia.
No recuerdo porqué, pero nos dejaba claro que era un elemento peligroso. Sólo ella, en virtud de esos poderes ocultos que  hacen todopoderosas a las madres, podía manipularlo.
Y era maravilloso comprobar como aquellas perlas plateadas, chispitas de luna llena, bailaban encima de la mesa, se deslizaban hasta abrazarse en una gotona gorda y pesada, con tan solo hacerles cosquillas con un palillo.
Era fascinante la energía unitiva que tenían en su interior aquellas gotitas desperdigadas, un GPS oculto las empujaba a encontrarse, a crecer haciéndose uno.
Hermoso latido el del corazón íntimo del mercurio, que a toda costa buscaba fundirse para hacerse fuerte.

Que no nos engañen.
También el corazón humano está hecho para buscar la unión.
La unidad nos hace mejores, porque estamos hechos para acoger y dar. Y abrir la brecha del "nosotros solos", "nosotros somos diferentes", deshumaniza, nos hace regresar a la atomización de la tribu, a ver enemigos en el vecino.
Cuando la diferencia no sirve para complementar, para valorarla como riqueza, suele convertirse en engreimiento pueblerino. El que se siente diferente, es porque se siente superior.
Cuando el natural y sano disentimiento no ayuda a ampliar los vértices de la verdad, se "talibaniza" lo accesorio, y la convivencia se agría.

Para dejar una sonrisa en estos días locos, porque mira que es triste esto de conmemorar guerras y batallas, unos clásicos del humor en blanco y negro. La sonrisa es un buen principio unitivo, palabra de honor.





4 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Ay, Mariapi, y aquí un loco urilizando el mercurio de batuta para dirigir la orquesta.., gracias. Creo que estoy contaminada de por vida, me encantaba recoger esos pegotitos escurridizos. Ahora nos los prohíben por sentido común, aunque yo lo utilizo aún de estraperlo, son los más fiables. Besos

sunsi dijo...

Como se suele decir, es un post con "muchas lecturas", Mariapi:))) Jugando a hacer el indio con las bolitas y dale que te pego, hay una diminuta que va por libre. Dudo que sea capaz de detectar si la temperatura sufre variaciones. Qué pena de miopía... Una alegoría de rabiosa actualidad. Diana, Mater... Besos y un poco de esperanza. A respirar hondo...

Mariapi dijo...


Ana, no sé cuanto puede tardar, pero al final, en 1, 10 o 100 años, el ADN unitivo del corazón humano acabará imponiémdose. Es la ley del mercurio...y si no, recuerda, como en la peli...siempre nos quedará Paris (o mismamente Fraga jeje)

Mariapi dijo...

Sunsi, creo que aún más peligroso que el mercurio el hacer el índio...con según que cosas, mejor no jugar.
Un besote.