Huesca sigue siendo el recuerdo de mi abuelo, a quien pude disfrutar muy poco tiempo. Y sobre todo, la memoria de mañanas de domingo paseando por el Parque: Comprar sidral y regaliz en el puestecillo de la entrada, lleno de caretas de cartón, con una goma que se enredaba en el pelo y daba tirones.
Mi abuelo me soltaba la mano, y podía correr detrás de las palomas, alrededor del Quiosco de la Música (creo que ahora hay estorninos, imposibles de exterminar), leer cuentos en la casita de Blancanieves , pedirle a mi abuelo una pajarita como aquellas, tan enormes y blancas.
Fué precisamente ahí.
Ni se porqué, pero para ir al Pirineo, tuvimos que "hacer transbordo" en Huesca, y coger "el coche" de la tarde. Una mañana oscense, de holganza para dos amigas, a los 16 años, equivale a tres meses de autonomía en NY para un quinceañero actual.
Si, si, también sentíamos ese ansia infinita de libertad. De hecho creo que todavía me persigue.
Dejamos el olor a humos y skay de La Oscense, y entramos en el Parque. Quería enseñarle a Nùria todos los tesoros de ese Central Park de mi infancia.
Directas a Las Pajaritas. Allí estaban. Casi tan enormes como ellas. Dos muros de "guiri", cargados con mochilas, coronados por melenas albinas. Las Pajaritas pasaron a un muy segundo plano, evidentemente. Nos pudo el foreig office, las relaciones internacionales frente a lo local.
De repente aprendimos todo el inglés que nunca estudiamos. San Pedro el Viejo, La Catedral, Ramiro el Monje y la Campana, contados en mi macarrónico pitinglish... Una cervecita y un bocata en el Coso, compartimos castañas de mazapán de Ascaso, paseo por los porches hasta el Casino...y el adiós.
Los vikingos a Madrid, las gitanas a Benasque... No había twenti, ni facebook. Nunca más se supo.
Pero teníamos el tesoro. Dos fotos que testimoniaban el encuentro sideral. Fue nuestro trofeo, exhibido con orgullo a la vuelta de vacaciones. No es fácil ligar con suecos en Huesca.
Hace dos años volví , a un acto oficial. Para hacer tiempo recorrí de nuevo el Parque, pero ni rastro de vikingos.
Qué importante es hacer memoria para comprender.
¿ Dónde estarán las fotos?. Voy a revolver por las cajas, ahí tienen que estar, fijo.
5 comentarios:
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"Qué importante es hacer memoria, para comprender" sí, estoy totalmente de acuerdo
Creo que a veces buscamos explicaciones complicadas a lo que no entendemos, y sólo con hacer un poco de memoria se descomplican las cosas. Gracias, Ana.
Poto:
NO AL SABOTAGE!!!
Mariapi...¿¿¿Eres oscense???... El parque, la casita de Blancanieves. ¡Qué recuerdos de la etapa infantil de mis peques!. Y el Casino, el Coso. Qué tapas tan ricas en los bares acompañando la cervecita. ¿La granja Anita? ¿La recuerdas? San Lorenzo en los "sanlorenzos", el olor a albahaca...
En Huesca se ha quedado también un buen pedazo de mi memoria.
Gracias por este post. Ha sido como pasear con otro pies y con otra mirada.
Un beso
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