Invitar

Llevaba toda la tarde "dacá-pallá". Y ahora daba la vuelta al ruedo, como diciendo"que no me beso porque no me llego", encantada de haberme conocido, mientras daba los últimos toques, orgullosa del resultado. 

- El tenedor, un poco más allá, las flores en su sitio, esa arruguita...así...

Él, estaba en esa etapa en la que no están enteramente desprendidos del seno materno, antes de iniciarse en los ritos de la escolarización, cuando estamos madre-hijo cosidicos a pespunte. 

Sereno por naturaleza, había estado jugando, inventando aventuras con los playmobil, mientras observaba al huracán-madre.

Se acercó tan quietico, levantándose de puntillas. Apenas le asomaba la cabecita rubia de pelo-pincho y sus ojitos achinados por encima de la mesa.

- Mami, a mi me gustaría ser invitado.

Fué un golpe bajo. El primero de tantos. Acertó plenamente, no lo he olvidado.

Invitar es mucho más que dar un banquete. 

Es  diálogo, porque sólo hay convite si se produce la aceptación de lo que se regala. 

No sólo es la materialidad de los alimentos, también el modo de ofrecerlos, el mimo al entregarlos. Por algo será que tres acciones que nos unen y comunican con los demás se realizan con el mismo órgano:Comer, hablar, besar. Las tres están en la invitación, que es un modo de acariciar y besar.

Convidar. Tiene la misma raíz que convivir.

Comer juntos forma parte del vivir juntos. 

Por eso procuraré no olvidarlo nunca. 

Porque sois vosotros, mis entes convivenciales, mis mejores y más importantes invitados.