Los paleontólogos se han puesto las pilas y han logrado descifrar un nuevo fragmento de "Una aporía con bolso". En primicia, recien sacado del Ésera, para todos los seguidores de Maru.
En el taller hay dos objetos "míticos": la venus y los trapos.
Ambos, objetos de amor y odio, contraponen intereses entre L'Artista y los aprendices. De momento, Maru ha logrado zafarse de las frías sombras de esa bella de escayola. L'Artista insiste, la persigue con el molde en ristre, pero Maru siempre encuentra un amable bodegón donde refugiarse.
Los trapos traen de cabeza a L'Artista. Son imprescindibles para que el taller funcione, pero su organización de bohemia sólo tiene disciplina para el arte, y poner una lavadora está fuera de sus destrezas.
Trapos. Rebuscando "al remeneo" en el montón de jirones , Maru imagina que "eso" debió ser un pantalón de pijama, y el amarillo, una camiseta.
"Trapo" tiene siempre un deje despectivo. Estar como un trapo, incluso irse de trapos que, como mucho significa "zaramaximear" un rato. Nadie lo diría para comprar en Valentino, Chanel o Prada.
A Maru le gustan los trapos extrictu sensu: En estado puro, como retales apilados con su etiqueta de rotulador rojo, puede imaginar un diseño en cada uno. También en versión cocina. es lo primero que visita en "el-tall-britanic". Y la caja de "restos textiles" del garaje, que es un contenedor de nostalgias: un trocito del faldón, la falda de la mayor, esto del disfraz de astronauta, la boda de una hermana...migajas del recuerdo.
Pero estos trapos en estado terminal, sin rol específico, dispuestos a servir sin condiciones, llenan de bienquerencia su corazón marujil. Tirados en el suelo del taller trabajan para poder empezar de nuevo. Estos trapos son liberadores de las formas sin proporción, las sombras desacompasadas, los borrones innecesarios.
El trapo no salta directamente al caballete, claro. Hay que saber ver que la mancha existe, y que nos duele, que no queremos colorearla ni disimularla.
Pero cómo cuesta coger el maldito trapo. Valentía. Es muy fácil decirlo, el brazo se resiste. Pero es necesario borrar para recuperar la verdad.
¡Por fin! Maru encuentra restos de una camiseta blanca. El trapo que todo lo arregla. El perdón, capaz de amar intensamente.
Claro que, como dijo Spaeman "Tomar a un hombre demasiado en serio, significa destruirle".
Para borrar al trapo, hay que saber ser carboncillo, y no tomarse demasiado en serio.
14 comentarios:
Mmm... yo, que tiendo a desdramatizar en un pis pas, lo primero que he pensado es en el papel de cocina, oh, ente derivado de una mente con hijos, que todo lo lava.
Bueno, pero hablando en serio, los trapos manchados no dejan de ser las cicatrices que han dejaro las heridas en la piel del pintor, testigos del camino recorrido. Bonito.
Cojes el trapo... blanco para poder sumergirlo en lejía y que no quede ni rastro del borrón. El perdón creo que es así. Borrar sin dejar la huella que provocó la afrenta. Blanco inmaculado, para poder volverlo a utilizar como si fuera nuevo.
Muy profundo, Mariapi.
Un beso, mater.
Estamos a un nivel... y con tantos admirador@s (correcto políticamente) que me siento tan cortado. El perdón...: un arte que hay que aprender que realmente no es humano. El perdón, el de verdad, es divino: el Artista con el Trapo.
Nosotros aprendices.
El trapo... el trapo... el trapo... madre, ¿que c*** es el trapo? puede ser muchas cosas, entre ellas, el perdón, que ha sido, por lo que veo, la posibilidad que más gente ha elegido, pero yo creo que es lo que te curte, vamos, lo que te hace mejorar. Y para ponerle ese punto de peloteo que hay en todos mis comentarios en este blog de matermanias, te voy ha decir una cosa mami: creo sinceramente que podrías escribir un libro y se vendería como churros. Y para acabar, tengo que añadir que he sido el primero en comentar de tus hijos, mis hermanos. un besazo mater y borra unas cuantas de tus manias.
Molan los comentarios de tus hijos. Voy a ver si me vuelvo pelín más maniática.
Y luego, 70 veces 7. A veces es bueno multiplicarlo, de aperitivo.
Ana:
Eres una continua fuente de inspiración. Seguro que sobre el papel de cocina, tan versátil él, se pueden escribir cienes y cienes de posts.
Es verdad que a veces se nos van quedando esas cicatrices de colores...pero es que hemos vivido. Un beso.
¡Qué sutil matiz, Sunsi! Perdonar así sin que quede rastro, es cuestión muy elevada. Sólo para artistas. Un besote.
Pablooo: Menos guasa. Nivel nivel, el que pones tu. Imposible decir nada más. Gracias, un beso bien fuerte.
Miki:
¡ESA ORTOGRAFÍAAA! Pues me parece muy bien tu visión. Al fin y al cabo lo que nos mejora es siempre porque nos ayuda a amar mejor. Y perdonar es eso, de verdad. Besitos, chiquitín.
Lolo:
Miedo les tengo...y eso que suplico que no se pasen mucho...los comentarios orales, ni te los puedes imaginar, pero nos reímos un buen rato.
¡Cómo cuesta lo de multiplicar! Es que soy de letras...será por eso. Un beso, me encanta tu estilo literario.
Maik me gusta lo de mejorar... cada vez que borras un tachón el cuadro queda mejor.
Y creo que el trapo ha de poder sumergirse en lejía, no dejar rastro. Si perdonas pero no olvidas no perdonas una mXXXXX
Ay el rencor!!! dícese del resentimiento arraigado y tenaz... Pablo, estoy contigo en eso de que los trapos deben ser de tal calidad de camiseta que aunque estén descoloridos, gastados, deshilachados, descosidos, o casi transparentes, con un fregoteo de lejía se olviden de todas las manchas que han cargado y vuelvan a por más!!!
Pablo:
¿ves qué profundidades salen del pequeño Maik? Yo creo que el que perdona a veces recuerda, pero sabe querer por encima de eso que le dolió.
Un besote, doctorsito.
Poto:
Si yo no soy rencorosaaa....pero el que me la hace me la paga...ja ja ja .
Aquí sobre el papel, parece todo sencillo, hablar de trapos, pero reconozco que el Ojo tiene razón, y es algo muy divino lo de perdonar. "Besines"
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