miércoles, 6 de abril de 2011

en Hacienda, un cuento.

Esta historia está basadas en hechos reales. 



Ya se puede pedir la devolución.
Se han desatado las colas y atascos en la Delegación de Hacienda.
Esta mañana hay un caos incomprensible en todas las ventanillas.

Con el clásico traje azul marino, y la corbata del último día del padre, un abogado decide aprovechar ese rato perdido, hasta que le reciba el Secretario del Subdelegado del Inspector de la Secretaria General para la Provincia y Aledaños, y se sienta a repasar documentos.
Acostumbrado a burocracias, sabe que nada gana quejándose. No le conviene ni a su salud ni a sus canas.

Despliega sus carpetas en la diminuta mesa, se ajusta las gafitas  que incorpora el disfraz de "maduro-que -va-para-abuelo", y bucea en el papeleo.

En la única silla, frente a él, se sienta silencioso un joven negro subsahariano.
Manosea unos papeles, mira fijamente un modelo tributario. Se le ve perdido, esforzándose en descifrar el jeroglífico.

                  - ¿Quiere que le ayude?, pregunta el abogado.

                  - Sí, gracias, pero cuando yo haya terminado de hacer lo que pueda hacer yo solo.
                     (...o algo parecido... en un acento desconocido y ojos demasiado serios  para su cara de niño)

Siguen los dos trajinando sus historias.

En unos minutos el joven levanta la cabeza y reposa en quieto silencio.

Sólo cuando el abogado da señal de haber terminado su trabajo, pregunta:

                     - ¿Puede ayudarme ahora?



No es una fábula de Esopo, pero tiene moraleja.

Dignidad, señorío, pundonor, orgullo, grandeza
Madera noble. Ébano macizo.









                                            

12 comentarios:

Tita dijo...

Ay Mariapi, es tan hermoso que dan ganas de llorar. Por todo, por la paciencia del abogado en la cola, por el orgullo, por la solidaridad, por la autosuperación y la autonomía, por la empatía, por el respeto...por todo!!!

Te nombro en mi blog post de la semana ¡precioso!

Ana, princesa del guisante dijo...

Siempre sorprende que alguien reclame su espacio en el mundo, y más en éste de "sopa-pégame-a-la-boca". Gracias, guapa. Un beso grande

Modestino dijo...

A veces uno aprende de donde menos se lo espera.

tomae dijo...

...y al final todos somos Contribuyentes. Saludos Mater.

Mariapi dijo...

Muchas gracias, Tita, eres un encanto...yo también me emocioné con la historia. Encima, al pobre le habían estafado...Un besico, también a "tus chicas".

Mariapi dijo...

Ana, sorprende, y a mi sobre todo me dio una lección, y me hizo pensar en que parte de la sorpresa viene por los estereotipos que tenemos, o al menos yo tengo, sobre los emigrantes, viéndolos como "colectivo", y no con la grandeza que tienen en su exclusividad personal... Bueno, que siempre con esto me enrollo y me lío...

Un besico, y gracias a ti.

Mariapi dijo...

Modestino, el escenario era de lo menos habitual para este tipo de encuentros, desde luego. Mil gracias, un saludo.

Mariapi dijo...

Sí hijo sí...todos contribuímos...más o menos a gusto, pero todos lo hacemos. Gracias, Tomae.

que dificil la vida sin ti dijo...

¡Qué bueno, chica!, toda una lección.
¡Qué capacidad tienes de emocionarme, querida, Mariapi!
Pero es una emoción dulce que me gusta.
Buenas noches y gracias con un beso muy fuerte
Asun

Pablo dijo...

Osea que los negros y los blancos pueden ser buenos ¿no?

Mariapi dijo...

Gracias, Asun, mientras sean emociones buenas, me quedo tranquila, un abrazo, preciosa.

Mariapi dijo...

Pues fijate pablete, que incluso los medicús pueden ser buenos...cosas veredes, Sancho...Un besoncio maternal...