Rosellón-Rambla Cataluña
Era un establecimiento de esos de toda la vida. Una esquina señorial en El Ensanche. Ahora sólo queda un mínimo esqueleto . Quieren conservar su belleza única, pero han derribado todas sus resistencias internas y tendrá vida nueva, se adecuará a los tiempos.
Verlo en su desnudez, despojado, mostrando fragilidad, es sugerente. Apoyado en esas prótesis metálicas, grita piedad,
No debe ser fácil saber hasta dónde puede derribar la piqueta y cuáles son los engranajes que no deben ni rozarse, para evitar que todo se venga abajo.
Hacer vacío en lo que sostiene puede ser mortal, se precisa delicadeza pero también fuerza para que la piedra y el cemento se derrumben, y dejen espacio para levantar la casa limpiando lo podrido y decrépito. Hay que saber apuntalar en el instante preciso, asegurar los cimientos.
¿Quién sabe cuánta fuerza bruta y ternura se necesitan para derribar construyendo una amistad traicionada o el amor herido?
¿Cómo calcular hasta dónde puede profundizar la taladradora de la verdad sin que se vengan abajo los cuatro muros que quedan?
Si nos ocultamos donde está la carcoma, la aluminosis que se ha comido las vigas de la intimidad, el edificio terminará cayendo.
Andar poniendo cubos para solucionar las goteras es un mal apaño.
Huir para evitar el olor a podrido, es anuncio del deshaucio.
Es necesario hablar claro.
Pero eso es algo más que decirse "verdades como puños" a la cara. Seguramente, con el pico y la pala de esas sinceridades incisivas, sólo quedarán escombros y polvo que nos hará llorar esterilmente.
Antes, o al mismo tiempo, hay que colocar los andamios, los hierros, correas y tablones que aguanten la embestida de la franqueza, porque duele. Cuando estamos en situación de derribo, hemos perdido el anestésico de la confianza, que convierte la verdad amarga y la reprimenda, en regalo si viene de quien amamos y sabemos que nos quiere.
Para eso tenemos la inteligencia, la imaginación y la memoria: Por cada recuerdo de traición, seguro que encontraremos dos llenos de ternuras olvidadas, por cada defecto que no soportamos, hay que buscar tres dones que nos enamoraron, a cada "tú tienes que hacer" se adelantan cuatro "¿qué voy a hacer yo?".
Y después a limpiar y a levantar, modos nuevos.
Con paciencia.
Poniendo cada uno el 100%, aunque "100" en uno sea 40 y en otro 180.
Queriendo querer de verdad.
Sólo la mentira se resiste al perdón del amor.
Verlo en su desnudez, despojado, mostrando fragilidad, es sugerente. Apoyado en esas prótesis metálicas, grita piedad,
No debe ser fácil saber hasta dónde puede derribar la piqueta y cuáles son los engranajes que no deben ni rozarse, para evitar que todo se venga abajo.
Hacer vacío en lo que sostiene puede ser mortal, se precisa delicadeza pero también fuerza para que la piedra y el cemento se derrumben, y dejen espacio para levantar la casa limpiando lo podrido y decrépito. Hay que saber apuntalar en el instante preciso, asegurar los cimientos.
¿Quién sabe cuánta fuerza bruta y ternura se necesitan para derribar construyendo una amistad traicionada o el amor herido?
¿Cómo calcular hasta dónde puede profundizar la taladradora de la verdad sin que se vengan abajo los cuatro muros que quedan?
Si nos ocultamos donde está la carcoma, la aluminosis que se ha comido las vigas de la intimidad, el edificio terminará cayendo.
Andar poniendo cubos para solucionar las goteras es un mal apaño.
Huir para evitar el olor a podrido, es anuncio del deshaucio.
Es necesario hablar claro.
Pero eso es algo más que decirse "verdades como puños" a la cara. Seguramente, con el pico y la pala de esas sinceridades incisivas, sólo quedarán escombros y polvo que nos hará llorar esterilmente.
Antes, o al mismo tiempo, hay que colocar los andamios, los hierros, correas y tablones que aguanten la embestida de la franqueza, porque duele. Cuando estamos en situación de derribo, hemos perdido el anestésico de la confianza, que convierte la verdad amarga y la reprimenda, en regalo si viene de quien amamos y sabemos que nos quiere.
Para eso tenemos la inteligencia, la imaginación y la memoria: Por cada recuerdo de traición, seguro que encontraremos dos llenos de ternuras olvidadas, por cada defecto que no soportamos, hay que buscar tres dones que nos enamoraron, a cada "tú tienes que hacer" se adelantan cuatro "¿qué voy a hacer yo?".
Y después a limpiar y a levantar, modos nuevos.
Con paciencia.
Poniendo cada uno el 100%, aunque "100" en uno sea 40 y en otro 180.
Queriendo querer de verdad.
Sólo la mentira se resiste al perdón del amor.
13 comentarios:
El verdadero amor tiene mucho de silencio, y de ir y venir con carretillos sin ser visto. Quito esto, coloco aquello y me quedo calladita...
... y ocurre a veces, que desde ese silencio, se construye un nuevo edificio que no es el que esperabas. La libertad es así de sorprendente cuando vive amparada en el amor.
Creo que por mucho que hayamos intentado dejar la misma fachada, crecemos, cambiamos y a esos ires y venires le llamamos vida. Y vamos cambiando.
Quizá, los cambios más trágicos sean esos en los que la apariencia es la misma, pero las vigas que lo sustentan son otras. Para los edificios, me gusta, es hermosa, pero cuando hablamos de personas... prefiero la renovación íntegra. Es ese el aspecto de la libertad; el movimiento, el dinamismo, hecho de tantos aciertos y de no menos errores.
Cuando se mantiene la misma fachada y el adentro sufre un cambio drástico, mi parecer es que la persona sufre, y su libertad, se queda a medio camino. Incluso a veces para que las cosas permanzcan, hay que cambiar... Si no puede vivirse, transmitirse un cambio, nuestro interior sufre; es ahí cuando el cerebro se convierte en una auténtica olla, pues no podemos mostrarnos al otro tal cual somos. Sería como un ahogo de la libertad, y sin ella, no somos nada.
La libertad... enfrentarse a ella produce miedo a veces, pero es la mejor forma de llegar a ser quien realmente soy.
Un abrazo... mira que nos haces pensar. Gracias!!!!
En el fondo y siempre, los cimientos son lo que valen, Mariapi.
Los cimientos...y querer reconstruir, claro.
Un abrazo apretao
Es mi tercer intento de comentar hoy... misterios de la blogosfera. Me ha puesto la piel de gallina tu metáfora. Mi esqueleto está en constante proceso de renovación, de demolición, de reconstrucción. Es durísimo tirar tabiques que uno tenía por paredes maestras y han resultado estar asentados en mentiras. Buf... Un besote desde Gerona
La de veces que he leído este post, Mariapi.
"Por cada recuerdo de traición, seguro que encontraremos dos llenos de ternuras olvidadas, por cada defecto que no soportamos, hay que buscar tres dones que nos enamoraron, a cada "tú tienes que hacer" se adelantan cuatro "¿qué voy a hacer yo?".
Por eso no me acaba de convencer que se diga que la felicidad consiste en tener una buena salud y mala memoria. Con mala salud y una memoria sin preselección... procurando recordar también todo lo que equilibra ese daño... y hablando con claridad y con caridad ¡con Amor!... encuentras la Felicidad y la Paz. Esa es una felicidad completa, con luces y sombras, más propia del ser humano, que es un combinado de contradicciones, esos afluentes que desembocan en el Mar. Tampoco el mar es una piscina. Hay días que se nos pone bravo ... otros que es tan limpio que casi se puede vislumbrar el fondo de sus aguas.
Eso sí, no puedo mirar a otro lado por no ver... Provoca tortícolis aguda.
Gracias, Mater. Muchísimas gracias. Siempre dando en diana:)
Ana, efectivamente el amor es activo, acción muchas veces silenciosa. Es curioso, has interpretado "fachada" como "máscara", como apariencia, que a veces puede llegar a oprimir. Me ha gustado entender tu lectura.
Cuando he escrito "fachada" pensaba más bien en "casa", asimilándola a "relación": amistad, amor, parentesco.
Cuando hay goteras o vigas rotas, o cualquier otro problema, tenemos la libertad de abandonar la casa, dejar que termine pudriéndose, o reconstruir, en la medida que sea necesario.
Creo que normalmente en toda relación ha habido cosas buenas, eso es para mi "conservar la fachada", apoyarnos en lo bueno que ha habido para apuntalar la tarea dolorosa, siempre de tirar y construir de nuevo.
Mil gracias, Ana. Tu me haces pensar a mi. Besicos.
Tita, sí. Eso es lo fundamental, que existan de verdad esos cimientos,que casi siempre están, y sobre todo, sin ello no es posible la reconstrucción: Querer querer de verdad.
Muchas gracias, un besote.
Ana, valoro aún más tu comentario...¡a la tercera!
creo que esto de amar exige mucho "mantenimiento". Hay que estar siempre alerta para detectar las avrías cuando aun no son desastre...con lo pesaditas que son las obras,¿verdad? Pero a veces, por lo que sea, el arreglo exige medidas extra. Y hay que estar dispuesto a quedarse así como esa bellísima casa, que fue emporio de una firma barcelonesa de toda la vida...
Estoy convencida de que si no hay mentira, que sería como intentar volver a construir con plastilina, este tipo de obras "regeneradoras" merecen la pena.
Besotes, aprovecha para descansar.
Sunsi, eso es tan absurdo como empeñarse en que la imagión es peligrosa. Memoria imaginación, inteligencia, sentimientos, todo, alma y cuerpo en su totalidad...todos son necesarios para amar. Todo será bueno o malo según el uso que hagamos.
¡qué gusto que me leas, Sunsi! Me acompaña que me comprendas.
Gracias, un abrazo.
El poder de la verdad es peligrosamente destructivo. Pero yo siempre he preferido un puñetazo en la cara que medias verdades. Después de irse el regusto desagradable, merece la pena saber lo que pasa y que en definitiva nuestra vida es una gran tontería a reformar.
Gracias por recordarmelo, Mariapi
PD. Soy el amigo de su hijo al que le dejó el libro de Antropología para Inconfomes. Quería haberle comentado antes pero es que no soy de mucho hablar por estos mundos. Gracias atrasadas y que sepa que me encanta su blog. Es impresionante.
Sólo la mentira... ¿incluso con mentira? Es posible, no sé. Tengo que pensarlo. En realidad creo que toda relación se rompe y reconstruye mil veces. Estremecedor el post y esa imagen.
Gracias, Mariapi.
¡Hola Antonio, qué ilusión! ¿Sabes? No creo que la verdad sea destructiva...en realidad sólo es posible construir desde la verdad, la mentira no sostiene, y si se construye sobre ella, acaba derrumbábdose. Lo que ocurre es que la verdad, a veces es dura de aceptar.
Y tienes razón, no hay peor enemigo de la verdad, que las verdades a medias...Ya se ve que eses un hombre valiente.
Vuelve cuando quieras, estás invitado, a esta "casa virtual" y a la real, en serio.
Un besote.
P.D: Psss...oye, puedes tutearme, por aquí, por el blog, ni sospechan que soy tan vieja...gracias.
Lolo, creo que es posible perdonar con mentira incluso...pero construir con mentira, no lo veo claro. Cuando uno de los dos no quiere querer, puede haber amor unidireccional, pero no relacional, creo que es diferente. Y me parece difícil reconstruir, pero lo pensaré, igual estoy equivocada.
Mil gracias por la sugerencia.
No me refería a construir de nuevo; nunca puede empezarse de cero. Hablo de reconstruir, recomponer pedazos, aunque las estructuras estén dañadas. ¿Se puede? También yo me lo planteo.
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