viernes, 4 de noviembre de 2011

Membrillos asombrosos



La visita de una gripe reduce bastante las posibilidades de diversión. Son virus posesivos, quieren toda nuestra atención. Aunque también podemos tomarlos como la excusa perfecta para "perder el tiempo" de forma justificada.

Estos días de toserío y mucolíticos, he aprovechado para ver algunas pelis de esas que en mi casa consideran "raras" o "peñazo":

 "El sol del membrillo". Sólo apta para amantes del cine sin acción...y con reparos.

Admiro la obra de Antonio López.
Sus cuadros paralizan, hay tanta belleza y perfección que saltan las lágrimas. Pero oírlo y verlo en acción, emociona íntimamente.

Frente al lienzo y los membrillos, el Artista le dice a  su mujer:

-"...tu no sabes qué bonito era, cómo se doraban los frutos...era una cosa tan bonita... lo voy a intentar, porque yo creo que tengo que pintar el sol"

Habla con la misma naturalidad con la que otros diríamos: "No quedan galletas ni leche, creo que tendré que ir al super", pero dentro de ése tono sencillo, se contiene el misterio imprescindible para poder crear: La capacidad de asombro.

Unas ráfagas de sol de otoño sobre unos membrillos bastan para causar admiración al artista. En el patio en obras de un suburbio madrileño. No hay paraísos. La belleza juega al escondite entre el anonimato del día a día.

Platón decía que el asombro es el principio de la filosofía. En realidad, la primera de las condiciones para cualquier  acción creativa es la  actitud de sorpresa, captar lo que hay constantemente nuevo en el mundo, como los niños aprenden, descubriendo el misterio donde la mayoría sólo percibe lo evidente.

Capacidad de asombro como premisa para la creación, para la filosofía...y creo que también para la felicidad.
A lo mejor el primer paso para recuperarla es rebelarse ante la superficialidad y las prisas que necesitamos para ser considerados modernos, y recibir de nuevo la mirada que sabe ver el misterio en lo aparentemente cotidiano.

Cuando parece que lo sabemos y consumimos todo, cuando la emoción de lo nuevo dura tan poco que es necesario un nuevo estímulo y después otro, ¿cómo recuperar la capacidad de asombro? ¿Cómo ejercitar la mirada que ve en profundidad, con transcendencia?

A mi me ha ayudado la gripe, misteriosa sorpresa, para descubrir la belleza del sol en el membrillo.










10 comentarios:

Unknown dijo...

Creo que sólo los ojos de un artista son capaces de maravillarse con la belleza del son en el membrillo.
O eso o que la fiebre hizo de las suyas... ;)).

Biquiños Mater

Ana, princesa del guisante dijo...

Asombro e ilusión, un binomio que tengo asociado al concepto de la infancia. Me gusta como lo ves y estoy convencida de que yo no sabría verlo así. Besos (¿estás mejor ya?)

Tita dijo...

Buah, anda Mariapi, conozco poca gente que como tu conocieran el sol en el membrillo de antes!

Lo que pasa es que la gripe te ha borrado un poco la memoria, y te crees que es nuevo.

¡Besos!

sunsi dijo...

En tu caso, Mater (no lo tomes mal, por favor), esta gripe ha sido un regalo. Yo sí creo que , a veces, se desaprende ...o se desdibuja lo que suponíamos que la retina tenía atado. Lo creo porque me ha pasado. Y de nuevo llega el asombro como un gusanillo que te empuja a preguntarte de nuevo o a apreciar otra vez.
No sé por qué me enrollo si tú ya lo has explicado tan bien.

Me alegro, Mariapi. También de que ya haya pasado la gripe, que no deja de ser un fastidio.

Un beso.

Pablo dijo...

Aunque llevo varios años en "el exilio" me atrevo a decir con aragonesa rotundidad que la admiración ES CONDICIÓN de felicidad. Hay tantas cosas grandes en la aparente peqeuñez de nuestro día. Stop. Punto. Besos.

Mariapi dijo...

Leles, es verdad, el artista sabe ver ésa belleza de un modo más intenso, pero creo que la capacidad de asombro la debemos cultivar todos, cada uno en la medida propia, y sobre todo, enseñar a mantenerla a los peques.Un besico, me acuerdo de ti estos días.

Mariapi dijo...

Ana, sí en la infancia brotan solos...depués hay que querer conservarlos.
Gracias, ya parece que vuelvo a mi ser...Besicos, Princesa.

Mariapi dijo...

Muchas gracias, Tita. Ver en la película la naturalidad con la que el artista descubre y ve la Belleza en lo pequeño, y sobre todo, cómo es su empeño por atraparla en el cuadro, me ha emocionado, y me ha hecho pensar. Quería compartirlo. Un abrazo, gracias miles.

Mariapi dijo...

Jeje, no lo tomo a mal Sunsi, hasta la gripe tiene su cara amable, y a mi me ha servido para descansar, fíjate.Y para redescubrir cosas aparcadas, en alguna lectura, y en esta película. Sí como muy bien explicas en tu blog, desaprender es necesario. Besotes, y gracias.

Mariapi dijo...

jaja, pablo, veo que las raíces no acaban de desaparecer...me gusta ésa vuleta al origen, ése desmelene aragonés. Ya también lo pienso así, con ésa rotundidad. Un beso, gracias.