jueves, 24 de marzo de 2011

Gárgolas



Dos días de cada semana acaricio la historia.
Por la mañana busco las rutas convencionales, autopistas sin restricciones, y bajo corriendo, sorteando turistas recién duchados.
Pero a la vuelta tanteo recorridos largos y enredados, para gozar un rato con las piedras de otros hombres.
Llevo el corazón y las manos manchados con colores, y eso me ayuda a levantar la cabeza buscando el cielo. Las gentes que cimentaron estos caminos tenían los ojos fijos en él. Los detalles primorosos en estas calles prietas y opacas, están siempre arriba, huídos de la mugre y el descuido.

En ese punto de confluencia entre la piedra y el infinito viven ellas, colgadas del alero.


A pleno día no asustan. Con las bocas abiertas, muertas de risa, se carcajean de nosotros, los modernos.
Cotillean en patio de vecinas eternamente, en un reality show inverso.
Desde la piedra perpetua pasa muy rápido el tiempo, importa muy poco lo perecedero.






(Esta gárgola barbada, no es catalana, vive en León)

16 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Estoy aprendiendo a ver mis lugares conocidos con ojos de turista, y me sorprendo todos los días. Un besazo

Unknown dijo...

Me gusta la forma con la que ves tu ciudad. Personalmente siempre tuve pánico a las gárgolas. No sé porqué, pero me dan miedo. A mí no me ríen, me gritan!!!.
Biquiños

Modestino dijo...

Uno de mis grandes problemas es que voy por la vida "pisando huevos" y no me fijo en la belleza de alrededor: procuro ir venciendo este fallo, pero genio y figura ... eso sí, tengo amigos que lo hacen muy bien, recuerdo ahora un paseo reciente por el MAdrid antiguo con un colega "observador".

Y una precisión medio en broma: los turistas ¿están siempre recién duchados?;)

sunsi dijo...

Chiquilla... Lo tuyo es no perder comba. Me encanta cómo describes algo tan... como las gárgolas.

Préstame un ratico estos ojos, mañica. Supongo que tienen mucho que ver esas manos y ese corazón recién pintado, Mariapi. Tejer no me llama, pero pintar... Me da la sensación de que poco a poco va transformando la forma de observar.

Un besico, Mater

LaCasitadelasHadas dijo...

me encanta como describes los lugares! y como ves lo extraordinario en lo cotidiano.
besitos

lolo dijo...

Lo que me gusta es cómo buscas el recreo y la belleza. Con el corazón y las manos manchado de colores no me extraña que encuentres cosas así.

Las gárgolas no me gustan especialmente pero te diré que, aunque hace muchos años, no me olvido de la primera vez que visité Santa María del Mar. No he leído la novela, por no marear lo que aquel día senti.

La leonesa me hace reír.

mOnTy @holasomos7 dijo...

---ver lo que ven tus ojos. Un placer. Un poco de respeto me dan. La que vive en león estaba de miedo. Salió el sol, traes color. Un abrazo.

Mariapi dijo...

Ana, el ejercicio de asombrarnos del paisaje de cada día, ese "ser turistas" en nuestra calle, me apasiona. No me gustaría acostumbrarme. Un beso.

Mariapi dijo...

Dolores, las gárgolas son muy incomprendidas, mala prensa las presenta malignas y monstruosas...pero es pura apariencia. Además, entre ellas hay figuras bellísimas. Gracias, un abrazo.

Mariapi dijo...

jajaja...Casi siempre están recién duchados, prontito por la mañana saliendo de los hoteles del centro...y sobre todo porque así el post huele mejor...Gracias, Modestino.

Mariapi dijo...

Sunsi, las gárgolas acompañan mis caminatas. Me gustan sobre todo las que tienen figura humana, es como si el escultor hubiese querido dejar las calles habitadas con guardianes para toda la historia. Y sí mucho tiene que ver que coloreada, ando en extasis.
Si te gusta, tienes que probarlo. Crea adicción, pero de las buenas.
Un beso, gracias.

Mariapi dijo...

Casita-de-las-Hadas, lo cotidiano no está reñido con lo extraordinario...las cosas del día a día tienen todos los elementos para ser especiales, tan sólo hay que poner la mirada en su sitio.

Gracias, Un abrazo.

Mariapi dijo...

Precisamente mi destino es Santa María del Mar,allí me dirijo todas las semanas. No me canso de contemplarla, descubrir rincones. Suelo entrar, y me quedo un rato. Yo tampoco he leído el libro. Está en casa, pero no lo leeré. Porque distorsiona muchas cosas,me sentiría defraudada. Rozando sus piedras ya me cuenta la imaginación mil historias.
Si hace tiempo que no la has visto, te gustará volver. El año pasado la limpiaron, y está hermosísima. Al mediodía, la luz interior emociona.

Gracias,Lolo.

Mariapi dijo...

Gracias, Monty. Es graciosa la leonesa...se le quedó la risa helada...Un abrazo.

Pablo dijo...

Como molan las gárgolas!!! podríamos poner una en el porche... para que Chester le ladre todo el día!

Ana, princesa del guisante dijo...

Mater: yo me leí el libro, y sé que no te gustaría, a pesar de que no es un libro malo. Lo sé, porque yo me lo leí, y llegó un punto que dije: o a este le pasa algo bueno, aunque sea poca cosa, o tiro el libro a la basura.

Cabezota que es una. Bss