miércoles, 16 de junio de 2010

Cajero Parlanchín

Basado en hechos reales. 



"LaFlipa"no se trata con los bancos. 
Vuela por el campus y come de las flores.
Excepcionalmente, necesita algo tan vulgar como euros. Busca información, contrasta opiniones y decide usar la tarjeta en el cajero.

Su generación nace con un perfil de tuenti y otro de facebook como elementos definitorios de su personalidad. El apego adecuado se produce con una pantalla. No le resulta extraño establecer una conversación personal con cualquier aparatito cuya superficie pueda medirse en pulgadas

Una breve inspección la sitúa: ranuras, teclado, pantalla. 
Correcto. 
Facilísimo.

Tras las rápidas presentaciones e intercambio de saludos, enseguida entran en interrogatorio íntimo:

              - ¿Qué desea?

Parpadea la encuestadora luminosa.

...como si fuese tan fácil cerrar en tres opciones las respuestas a esa cuestión. El Deseo.

Inmediatamente entra a matar, directamente al tema tabú por excelencia.
No, hace tiempo que dejó de ser el sexo...eso es tan anticuado.

Dinero.

Uno puede contarle a su abogado y al vecino del metro  cada una de las noches del viaje de novios...pero cuánto gana... Carraspeo, aprieta la corbata, la silla se vuelve incómoda...qué pregunta. El pudor protege lo íntimo y ahora el centro del yo es lo económico.

               - Indique la cantidad deseada.

"LaFlipa" duda. Busca el papelito, se le caen los libros, no puede sostener las gafas de sol, el monedero y  el móvil a la vez. Se enreda con el foular al recoger los tesoros desparramados.

La pantalla se impacienta.

Oye claramente una voz pausada:

              - Disculpe, ¿va a tardar mucho?.

¡Joé, ésto sí que es alta tecnología! El cajero automático tiene vida y ojos. Esto no lo superan ni los de Mac.

Se inclina hacia la pantalla, no encuentra señal alguna de micrófono o ranurita al uso, y dirigiéndose al punto luminoso, pegando la nariz a la pantallita, con su mejor sonrisa, despacio, alto y claro , como se contesta a una máquina, vocaliza exageradamente:

               - N-o.   E-n   s-e g-u-i-d-a   t-e-r-m-i-n-o.   G-r-a-c-i-a-s


               - No hay de qué, señorita.


Ahora está claro. Las palabras llegaban desde el fondo, un caballero paciente observaba y sonreía  a la despistada.

18 comentarios:

Pablo dijo...

El paciente caballero todavía se descojona!!! como yo!! Que sepais que la historia ha dado la vuelta al mundo. Esto solo le pasa a my Butterfly!!
perdón por la grosería pero es una expresión muy gráfica.

Guayen dijo...

jajajajajajajajajaja la voz salió de la maquinaa!!!!! y si pablo, el caballero uan se sigue riendo...igual que yo! al salir del cajero me iba riendo sola por la calle....
MAMI ME ENCANTAA! jajajajajajjaa

Ana, princesa del guisante dijo...

No sé quién es la Flipa. Pero mi abuela funciona justo al contrario. Ella, está (estaba, creo que ya lo ha superado un poco) convencida de que dentro del cajero había un señor sentado que le daba el dinero. Lo prometo.

Qué criatura tan graciosa... aunque si me dice cómo sobrevive de las flores, que me pase la receta :-)) Besos

Mariapi dijo...

Pablitooo...esa boquitaaaa.¿Ya no te acuerdas del jabón ?
Ay, nuestra mariposilla...qué bueno, le cuentan la anécdota a ella...el circulo se cierra, como en la canción de K. Johansen.
Me la imagino, me la imagino.

besotes.

Mariapi dijo...

Guayen, mira que hay que ser despistada...ni tu madre lo mejora.

Un besote.

Mariapi dijo...

Ana, "LaFlipa" es una de mis niñas.Una larguirucha muy divertida.

Y vive de las flores porque su madre le da"pamtumacaychambó"...por eso está tan tranquila volando por el campus.

lolo dijo...

juasjuasjuas, muy bueno. LaFlipa mola.

Marta piesdescalzos dijo...

dile a la flipa que a mi también me hablan los cajeros...¡no entiendo de qué se ríen!

Mariapi dijo...

Lolo:
Hay quien sale al día y nunca "le pasa nada", nunca encuentra entre esos mil momentos cotidianos, aparentemente monótonos, nada digno de contar como aventura o anécdota divertida...no es el caso de La Flipa.
Es un lujo su compañía.

Gracias por tu risa.

Mariapi dijo...

Marta, qué alivio...lo más gracioso es que ayer un amigo le contaba como anécdota divertida de una extraña...su propia aventura con el cajero, que ella había explicado a sus amigas y estas a otros, y a otros ya otros...en movimiento circular.

Gracias por tu solidaridad con "la mujer que susurraba a los cajeros".
Un besote.

Poto dijo...

Flipa, Flipa...

tienes que saber que los cajeros tienen corazón, la próxima vez (porque habrá un segundo capítulo de cómo la chica que susurra a los cajeros mantiene conversaciones filosóficas con estas máquinas, no?)plánta un par de besos a los numeritos y... qué sé yo, igual por ser maja pides 20 y te da 40!!!!!

FLIPAAA, LOCA!!!

Unknown dijo...

Por fin he podido entrar y me he reído. Guayen estupendo, con un poco de imaginación le puedes sacar mucho partido. Ya ves de lo que es capaz tu madre...

mOnTy @holasomos7 dijo...

Sin libros la próxima vez, jajja y sin tarjeta. Tu pide, mai se sap!. jajajaja que divertido...

tomae dijo...

Definitivo ¡el hombre (o la mujer) nunca será superado por la máquina.

bss matermani!

Mariapi dijo...

Poto ya se dice eso de "la fuerza del amor", será cuestión de probar con los cajeros automáticos...me apunto.

Muacs.

Mariapi dijo...

Pablo, la imaginación tiene mala fama...pero es una capacidad maravillosa para ese entramado de la felicidad. No sólo es la loca. También es la posibilidad de soñar e idear para los otros...
Lo que más me gusta es que te haya hecho reir.

Un abrazo.

Mariapi dijo...

Monty, no te puedes imaginar la de objetos que lleva encima La Flipa. Es un ejercicio de equilibrio...Un abrazo

Mariapi dijo...

Tomae, no serán superados, nunca...pero vivimos tan pegadicos a las máquinas que llegamos a humanizarlas...No sabes qué cariño, que interacción maravillosa tengo yo con mi Mac... casi casi hablamos.

Gracias.