martes, 8 de junio de 2010

Insomnios


Prematuramente abuela.
Te pones la venda antes, por si acaso, y entras en la reunión con un "bueno, ya sabéis que mi hija tuvo un hijo..."
Haces muy bien.

Sin secretos, pero a media voz me dices que has llorado tanto...que es lo que toca. Lo llevas contigo permanentemente. Me cuentas cómo es.Y entonces eres otra.
No has tenido ninguno como él. Ninguno tan bueno, cariñoso, ninguno te ha llenado tanto...
Vas a llorar mucho ... ahora que pasará a ser mas el nieto que el hijo...

Tan poco dada a confidencias y menos a contar intimidades como has sido siempre, me sorprendes con tu afirmación categórica. Después de desgranar todo el itinerario de escalada en hechos y sentimientos, después de darle tantas vueltas, concluyes: "Lo tengo claro. Sólo importa el Amor, pero el amor Amor".
Yo sé que no son palabras, no un modo de conformarse. Ni de justificar. Ni de despreciar los criterios que hasta ahora parecían tan claros. Qué va.
Es profundizar en ellos.

También, por otras vías, desde otros dolores, he llegado a la misma conclusión.
Y se abrazan nuestras miradas, como en confidencia de adolescentes.

Nos centramos en el insomnio.
Dormirse es fácil. Estás tan cansada, que te desplomas en el sueño profundo. Pero llega la hora asesina: Las 4. Con falsa apariencia de "estoy descansada".
Pérfida. La conozco a fondo. No llega con duermevela, no. Ataca con una lucidez mentirosa, para pasar revista a todas esas dificultades.
Sólo en negro y gris marengo. Sin verde esperanzador,  ni hace falta el dulce rosa...y así, hasta las 6. Amable caracolillo que adormece.

Lástima que en media hora haya que volver a empezar.

8 comentarios:

Ana, princesa del guisante dijo...

Ay, la mochila de los demás... lástima que no sé cuándo coinciden nuestros desvelos. Si lo supiera, te llamaría, y nos desahogaríamos juntas. Aunque los Matermaníacos y los Guisante seguro que fliparían al oírnos charlar a esas horas. Besos.

Mariapi dijo...

Ana, es una mochila que pesa, pero soy feliz teniéndola, de verdad.Mi amiga me dio una impresionante lección de estilo llevando mochilas ajenas.
A pesar de alguna que otra nochecita...me levanto y si veo alguna ventana encendida, pienso "otra madre".

lolo dijo...

El mundo está lleno de madres contado ovejitas... propias y ajenas. Gracias a Dios, muchas comprenden, a base de desvelos, lo que entendió tu amiga "Sólo importa el amor, pero el amor Amor"

tomae dijo...

¿perdonen una pregunta?
¿como cuentan ustedes las ovejitas? literalmente

una, dos, tres...?

yo siempre cuento (tarareando):

una ovejita en el corral, dos ovejitas en el corral...

Una vez se lo enseñé a mi pequeña de esta forma y al oírme mi Reina ¡se sorprendió! ???

Saludos Mater, ¡buen post!

ana dijo...

... si vero otra ventana encendida me digo "otra madre".

Me sacas el nudo... ainssss...

Tomae las ovejas se van contando de una en una, mirándolas bien, porque a lo mejor ha pasado el día y no te has fijado en sus ojos, o no pudiste ayudarle en algo que necesitaba... vas repasando ovejas... las presentes, las pasadas... y al final, te duermes. Caes rendida a sus pies.

Y al día siguiente intentas despertarlas una a una... y tienes la intención de no volver a correr.

Un beso muy fuerte Mariapi.

Qué gracia... la palabra clave para introducir el comentario es...

resso = rezzo = oración.

Quizá contar ovejas sea simplemente eso; rezar.

Mariapi dijo...

Lolo:
Los desvelos tienen algo bueno, son pausa, aunque negra e involuntaria. A veces, son fructíferos.

Y habitualmente , lo del amor tiene este tipo de aprendizajes.

Gracias, un abrazo.

Mariapi dijo...

Tomae.
Como ya se de qué va, tampoco pongo mucho empeño en conciliar el sueño, echo un rezo y que sea lo que Dios quiera...

Pero bueno, si hay que hacer algo para encontrar el sueño...soy de letras, y si empiezo a contar...me desvelo más, me exige demasiada atención...mis ovejas son radiofónicas. Intento el atontamiento auditivo.

Mariapi dijo...

Ana, me doy cuenta que en esto de la maternidad soy "corporativista" a tope.
Y en el insomnio, la imaginación tira por ahí: una madre ahuyentando pesadillas, calmando toses, cambiando sábanas...o desvelada, simplemente.

Un besico, Ana. Cuidaros, las dos.